5 imprescindibles pasos para valorar una empresa
El objetivo de todo equipo gerencial es crear valor, ya sea para clientes, empleados, accionistas, inversionistas, etcétera. Lo óptimo es generarlo para todas las partes interesadas.
Pero en no pocas ocasiones se pierde el norte de la utilidad de este proceso. A veces se considera que la única ocasión para hablar de valoración de empresas es de cara a la compra de compañías.
Y es cierto, no es un asunto menor. Cuando se hace gestión con el objetivo de adquirir una compañía, se está comprando su futuro. Por ello es trascendental saber cuánto va a pagar. El potencial que tiene hacia lo que es capaz de lograr. Para hablarlo en plata blanca, no es otra cosa distinta a la adquisición de los futuros flujos de la misma.
Pasos clave para valorar una empresa
Sin embargo, este proceso va más allá de lo que constituye la compra-venta de organizaciones. La valoración de empresas para la gestión gerencial, comúnmente la gerencia del valor, es una herramienta para cuantificar cuánto valor crea una organización, y en la tras escena, lo que da cuenta de las eficacia o no de las decisiones de la gerencia.
Este ejercicio no es solo la proyección de los flujos de caja y traerlos al presente. Hay una serie de por lo menos cinco pasos clave para valorar una empresa, más elaborados:
Entender el negocio
No se trata exclusivamente de saber cuál es la competencia, conocer los productos, precios y costos de la compañía. Implica entender las ventajas competitivas de la organización. No es coincidencia el que algunas empresas tengan un buen rendimiento financiero.
Lo que hay detrás es una lectura de los atributos que les permite competir con mayor fuerza en el mercado.
Marcas, clientes recurrentes que abonan de forma imponderable con su fidelidad más allá de la compra, procesos mejorados que les ayudan a ser más eficientes, entre otros, son aspectos que generan ventaja frente a la competencia y que ayudan a crear valor a futuro. Permite descifrar cuáles son las capacidades de crear valor.
Análisis financiero
No basta con que la marca sea reconocida. Hay que capitalizar estas ventajas. Esto es, que se materialicen en los registros financieros; es decir, que ocurran mayores ingresos o mayor flujo de caja, típicamente especialidad de las llamadas Finanzas Corporativas.
Mientras que el entendimiento de negocio cualifica, este paso de análisis lo cuantifica. ¿Ese andamiaje de ventaja competitiva se está viendo reflejado? Es la incógnita que tiene que formularse la gerencia.
Cálculo de la tasa de descuento
Es el quid del ejercicio de valoración de la compañía. El espíritu de valorar una empresa es entender cuánto valor genera una organización a lo largo del tiempo. En este sentido, lo fundamental es tomar en consideración que no todo el dinero se va a recibir ahora, sino que se va a recibir a lo largo de determinado tiempo.
Para traer al presente esos flujos de caja se deben aplicar ciertas metodologías, como el modelo CAPM (Capital Asset Pricing Model, por sus siglas en inglés).
A través de este se concretan las variables que permiten calcular el dinero que puede generar la organización en “pesos” de hoy.
Proyección de los flujos de caja
Complementa el cálculo de la tasa de descuento, para estimar cuánto dinero va a crear la organización.
Suele ser un error común de los equipos gestores que se concentren en las utilidades. No obstante, es su capacidad de generar liquidez lo que les da un plus.
Esta es la base a través de la cual se cumple con proveedores, empleados, bancos, impuestos, inversiones en activos fijos, entre otros. Dicho de otra manera, no es el dinero contable sino el real el que se debe determinar.
Análisis de sensibilidad
Nadie tiene la bola de cristal para asegurarle al empresario -ni a nadie- qué va a pasar a futuro. ¿De cuánto van a ser las ventas?, ¿cuánto van a crecer?, ¿qué inversiones se van a requerir? ¿y si las ventas no crecen lo esperado?
En temas de mercado, los supuestos son un menú a la carta y como tal están a la orden del día. Por tanto, solo a través de un análisis de sensibilidad se puede evaluar si los supuestos no se cumplen. De allí la importancia de la cualificación de la ventaja competitiva.
No siempre los activos dan valor
Muy a menudo, se tiende a pensar que es el gran número de activos que tiene una empresa lo que le otorga valor. Eventualmente y para hablarlo en lenguaje contable, el empresario puede considerar que la maquinaria y equipo de su empresa, sus vehículos, entre otros bienes, son los que le dan valor.
En realidad, puede tratarse de los llamados “activos ociosos” que pueden no estar generando ganancias.
Sin embargo, está la otra cara de la moneda. Empresas pueden tener activos muy depreciados, desde el punto de vista contable, pero que al mismo tiempo pueden estar generando valor. Es el caso de algunos inmuebles de empresas con mucho tiempo en el mercado y que resultan importantes en la operación del negocio.
Otro capítulo son los activos intangibles. Activos que no se pueden reconocer contablemente, pero que revisten valor inestimable. Es el caso de connotadas marcas y la fidelidad de los clientes con ellas.
En resumen, no son los activos los que reflejan adecuadamente el valor de la compañía, sino cuánto dinero es que estos son capaces de generar, independientemente de los recursos invertidos. Poner en práctica estos pasos clave para valorar una empresa marca la diferencia a la hora de tomar decisiones.
Aprenda cómo identificar ventajas competitivas para apoyar la toma de decisiones.