El arte de las causas, y lo público

El arte de las causas, y lo público

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Uno de los filósofos del enciclopedismo -probablemente Rousseau- decía que si las personas tuvieran las mismas creencias no se necesitaría de la política.

Intuitivamente, quien ejerce la política -entonces- está valorando continuamente creencias y aquello que las motiva: las causas. Un asunto poderoso que suele estar impregnado por convicciones tan fuertes como la vida misma.

“Bien parece que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla”, le dijo don Quijote a Sancho Panza, unos instantes antes de “batallar” con lo que en realidad eran molinos de viento. Una confrontación, más que perdida, absurda, pero al fin de cuentas motivada por las creencias del más legendario personaje de Miguel de Cervantes.

Muy a pesar de terminar golpeado y con su lanza destrozada, el Quijote seguía “sus venturas”, en las que lo bueno o lo malo, qué más da, estaban por debajo de sus causas. Quizás es allí donde reside la grandeza de la obra de Cervantes.

¿Qué hay detrás de las causas en el ejercicio de la política y -con frecuencia- en lo público?

Varias reflexiones sobre el tema trascendieron en desarrollo de la última conferencia de Grandes Líderes, que tuvo como invitado a José David Castellanos, director de la Unidad de Gestión de Cumplimiento del Distrito.

Si no es la mano derecha del alcalde de la capital, Carlos Fernando Galán, se podría decir que es una de las personas que hace que las cosas pasen en Bogotá.

En efecto, José Castellanos es la persona encargada de poner la lupa sobre varias entidades, para que sus servicios, obras y demás asuntos de estas, y que la administración les ofrece a los capitalinos, funcionen como un reloj. Y no es un asunto menor porque en lo público muchos proyectos dependen de la integración de varias entidades.

“Las causas son un arte”, afirma con convicción este abogado con estudios de MBA.

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A diferencia de muchas otras dimensiones, como en lo técnico, en política lo que se mueven son causas. Y más allá de eso, determinar qué causas son las que se van a representar supone un desafío aún más retador, pues de lo que se trata es de cómo transformar la realidad a partir de aquellas en las que se cree

Son muchos los bemoles. Y es que una cosa es creer en una causa, y otra muy distinta, reflexiona José David, lo que implica construirla. Así resulta más fácil entender por qué se dice que la política es un arte. También.

Según José David Castellanos, cuando se habla de causas hay perfiles variopintos en los que se hallan tanto constructores de causas, como los de aquellos más dados a sumarse a ellas. Robustecen ideologías.

Mucho de esto es de lo que trata la política, y de la labor y el sentido de lo público. De mover causas.

Y para ello, en opinión de Castellanos, el ejercicio político requiere entender muy bien lo que le pasa a la gente y su sentir. Qué es eso que la moviliza.

Y es arte porque “eso no lo saca una encuesta, ni lo saca un libro. Cuando se tiene una causa que logra movilizar a muchas personas, es porque ha habido un recorrido, porque has pensado en cómo darle una solución a un problema, pero también porque has entendido y escuchado lo que verdaderamente necesita ese sector poblacional para que eso se vuelva una causa”, explica.

Y este es, en esencia, el trabajo de todos los días cuando se está en la esfera de lo público. Una labor que requiere de mucho liderazgo. “Cuando logras emprender una causa y tener ese formato es porque has logrado todo un proceso. Detrás de las causas hay un ejercicio de procesos”.

Si bien para muchos el exceso de democracia a veces paraliza, a menudo vía burocracia, “un liderazgo que se basa en el ego afecta las decisiones”, dice Castellanos. Imprimir humildad permite ser receptivo con otras perspectivas, enfoques e ideas.

Lo público ofrece elementos de información que resultan enriquecedores a través de los cuales las empresas crecen mucho más.

Según él, si no se entiende la sociedad con sus dinámicas, el producto terminado de las empresas, por bueno que sea, permite crecer de forma sencilla, y no el doble o el triple.

En consecuencia, desenvolverse en lo público sirve eficazmente a analizar el contexto y ayuda a ver mejor la realidad. “Quien lo hace sabe mucho más qué necesita el mercado. Y cuanto más temprano sea el involucramiento con lo público, mejor”.