El rol vital de las redes colaborativas en la educación
Los beneficios de pertenecer a redes colaborativas fueron, este lunes 8 de abril, tema de análisis en desarrollo de un panel organizado por Colombia Excelente, y en el que participó el CESA.
Se trató de un espacio para tratar uno de los más importantes desafíos en un sector que se está viendo retado por las dinámicas actuales, pero que parece estático: la Educación.
Colegios y universidades tratan de encontrar las fórmulas más adecuadas para desempeñar su papel, pero todo indica que los esfuerzos se están quedando en la loable labor de garantizar el derecho a la educación, pero no tanto en impulsar el mayor y más pertinente aprendizaje. Un panorama que inquieta en la medida en que se continúan desarrollando los roles bajo los mismos marcos regulatorios en un sector con inmensas disrupciones, derivas de una multiplicidad de factores como la tecnología, la demografía, entre otros componentes, y -solo para el caso colombiano- con un proyecto de Reforma a la Educación que no responde del todo a la realidad formativa. La educación carga durante años con el lastre de la lógica industrial, lo que va en contravía de un aspecto esencial dentro de las tendencias actuales: la personalización, que en todo caso, no es la única.
Educación socioemocional (para todas las partes -estudiantes, docentes, administrativos-) que permitan crear entornos sanos para el aprendizaje, consolidación de la educación híbrida y a distancia para un mayor acceso al aprendizaje, formación a lo largo de la vida (en las que las instituciones educativas deben adaptarse), alfabetización tecnológica, y el aprendizaje profundo donde se diluyen los grados y se focalizan vocaciones para la educación del futuro, son algunas otras que se vislumbran.
Alejandro Noguera, vicerrector de Transformación y Experiencia del CESA, y quien participó en el panel, afirmó que, a menudo, las cabezas de las instituciones educativas, los rectores, suelen responder más por su rol y por coyuntura, y no necesariamente de manera profunda y adecuada. Los avances y las dinámicas del entorno parecen dejarlos “huérfanos” por lo que resulta crítico proteger su rol de líderes y tomadores de decisiones. Esto se traduce en un acompañamiento, y de allí la esencia de poner sobre la mesa los posibles beneficios de redes colaborativas propuesto por Colombia Excelente, que a lo largo de 12 años viene trabajando en el tema de cómo desarrollar competencias para la gestión empresarial.
En otras palabras, 'coopetencia' (cooperación y competencia) podrían ser regla y convivir de forma continua para retos sectoriales.
Conectar, compartir recursos -que permite eficiencia- y conocimientos y experiencias, y buscar soluciones a problemas comunes aparecen dentro de las implicaciones de este tipo de redes.
Francisco Cardona, rector del Colegio Americano de Bogotá, destacó por lo menos tres beneficios: intercambio de buenas prácticas -no sólo en lo académico-, apoyo y orientación en diversos temas -como jurídicos y administrativos tendientes a la sostenibilidad financiera-, y la proyección de una representación colectiva del sector -lo que permite fortalecer a sus actores frente a eventuales políticas desfavorables-.
Más que los beneficios, Marcelo Burbano, socio y cofundador de Prismapar, afirmó que el sentido de las redes es que en ellas se puedan dar conversaciones profundas para tener avances, y la condición indispensable para eso es dejar el ego, aun si ello implica mostrarse vulnerable dentro del ecosistema.
La gran realidad de hoy es que la formación cognitiva ya no será exclusiva de colegios y universidades. Estas instituciones tendrán que adaptarse y -seguramente-, en la mayoría de los casos, ser los evaluadores de competencias y no sólo de conocimientos. Pero cada vez habrá más ‘brokers’ educativos o EdTech encargados de la formación de competencias especializadas.
La alianzas y redes son entonces la primera gran oportunidad de encontrar las respuesta y allanar los caminos. En este caso, los apropiados para la educación.