Diciembre: consumir también es decidir qué hacemos después

Diciembre: consumir también es decidir qué hacemos después

today 29 Dic 2025

Diciembre nos invita a reflexionar sobre nuestras decisiones cotidianas, especialmente en una época marcada por celebraciones, intercambios y expectativas. Aquí abrimos una conversación sobre el consumo desde una mirada más amplia, que invita a pensar con mayor intención en nuestras elecciones y en el impacto que estas tienen más allá del momento inmediato.

Como mamá de un niño de casi cinco años, decir en diciembre que “no deberíamos comprar” me haría sentir, honestamente, cayendo en una forma de greenwashing. Además, mi experiencia pasada como emprendedora en el comercio me recuerda que diciembre era el mes más esperado del año, el momento en el que se compensaban meses difíciles y se sostenían muchos negocios. En diciembre el consumo reúne emociones, expectativas y rituales, no solo transacciones económicas. Por eso, más que demonizar la compra, prefiero centrarme en ir más allá del acto de comprar.

Diciembre es el mes de mayor consumo del año. Para 2024, el gasto de los hogares colombianos alcanzó en esta temporada su nivel más alto, superando los $120 billones de pesos. No es casualidad: diciembre concentra regalos, comidas especiales, decoraciones, celebraciones y viajes, convirtiéndose en un momento clave tanto para los hogares como para el comercio. Por eso, en esta época decir “no compro” resulta difícil y, muchas veces, poco realista. Tal vez la conversación que necesitamos no es cuánto compramos, sino cómo y qué decisiones tomamos después de la compra.

Hasta ahora, la visión del consumo ha sido corta, pues se ha enfocado en la etapa de adquisición del producto o servicio. Sin embargo, consumir no termina en la caja registradora. Implica usar, cuidar, reparar, reutilizar, compartir y decidir qué hacer cuando algo ya no cumple su función. Estas etapas de uso y disposición final suelen quedar fuera de la conversación navideña. Regalamos objetos que se usan pocas veces, acumulamos cosas que pronto pierden valor práctico y generamos residuos que desaparecen de nuestra vista, pero no del entorno.

Regalar sigue siendo un gesto central en diciembre. No se trata de eliminarlo, sino de hacerlo más consciente. Pensar si lo que regalamos será realmente usado, si responde a una necesidad o deseo real, si puede tener una vida útil larga o una segunda oportunidad. A veces el mejor regalo no es algo nuevo o material, sino lo significativo: tiempo compartido, experiencias, servicios u objetos que pueden circular de nuevo y seguir contando historias.

El uso también es una decisión de consumo. Diciembre marca el inicio de la vida de muchos productos: juguetes, dispositivos electrónicos y ropa. Vale la pena aprovechar esta etapa para enseñar —y enseñarnos— a cuidar lo que tenemos, reparar antes de reemplazar, valorar la durabilidad y reutilizar. Estas acciones son ejemplos concretos de coherencia con la sostenibilidad, especialmente cuando hay niños observando y aprendiendo.

Y está la etapa menos visible: la disposición final. En una época de renovación, clósets y cajones se llenan de cosas que “algún día” organizaremos. Donar lo que está en buen estado, separar adecuadamente los residuos e informarnos sobre reciclaje no es un gesto menor: es asumir responsabilidad por aquello que ya no usamos.

En esta época de reflexiones, pensemos que cada acción individual cuenta, que las decisiones en familia o con amigos son clave para motivar comportamientos y que la satisfacción personal por hacer lo correcto no tiene precio. La investigación nos respalda: la efectividad percibida, las normas sociales y morales y la responsabilidad individual han sido identificadas como los grandes drivers del consumo sostenible.

Tal vez este diciembre no se trate de consumir menos, sino de consumir mejor. Celebrar entendiendo que el impacto de lo que compramos no termina cuando se abre el regalo, sino mucho después. Que ese impacto sea positivo, no solo en el entorno, sino en nuestros seres queridos, con regalos más significativos que perduren en el tiempo. Porque, incluso en Navidad, consumir también es decidir qué hacemos después.

Por: Claudia Arias, profesora Investigadora en Sostenibilidad y Marketing del CESA

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