Séneca nos recuerda que "sufrimos más a menudo en la imaginación que en la realidad", un mensaje directo y muy adecuado para periodos de riesgo e incertidumbre. La actual coyuntura económica y financiera debe ser enfrentada con un optimismo desafiante: ese optimismo que permita resolver problemas o paradojas que parecen difíciles de resolver.
Al observar la pérdida de estatus de activo libre de riesgo de los tesoros de diez años de Estados Unidos, que son -desde 1971- una referencia innegable de la teoría de los mercados eficientes, debemos prepararnos para crear una nueva capacidad de cuantificar el riesgo: una manera muy simple pero poderosa de medir los impactos económicos y financieros del entorno mundial. En el siglo pasado, era sencillo simplificar en una ecuación aritmética miles de parámetros y variables. Existía cierta alquimia financiera de poseer el Santo Grial que eliminaba el riesgo para siempre.
Pero llegaron las crisis de los ochenta y de los noventa que cambiaron para siempre el paisaje financiero. Sin embargo, se minimizó su impacto, y volvimos a caer en cruentas crisis en 2001, 2002, 2004, 2006, 2008, 2011, 2012, 2014, 2016, 2018, 2020, 2021 y 2022. Pero incluso, a pesar de la evidencia empírica de crisis cada dos años, por diferentes factores, aún seguimos pensando que podemos evocar el Santo Grial de las fórmulas aritméticas para resolver problemas complejos. Hoy, en 2025, debemos comprender la necesidad de estudiar a fondo la manera de enfocar el lente del método científico con variables mucho más empíricas que permitan reconocer patrones y rasgos.
En finanzas corporativas contamos con una herramienta empírica maravillosa: el flujo de caja libre operativo y su conexión intima con el costo de capital. Ese costo ponderado de financiación que define si mi flujo es positivo o negativo; esa medida empírica que no es fruto de una ecuación aritmética. Por el contrario, el costo de capital es una construcción paso a paso del flujo de una persona natural o una gran corporación. Cuando se calcula aritméticamente y sin cuidado puede seducirnos a pensar que encontramos el Santo Grial de la eliminación del riesgo.
El costo de capital se construye diariamente, semanalmente, mensualmente. Es un ejercicio constante que permitirá, en la medida de la sofisticación de los modelos contables y los sistemas de tesorería-financieros, lograr cada vez un número más cercano a una constante, que será el número divino para valorar a precios de mercado cualquier flujo de caja libre operativo.
Se necesita de arte y ciencia para construir, como un artesano, ese número divino; esa constante financiera que permitirá cambiar en dos a la generación de flujo de caja. Cuando lo calculo eficientemente y con arte orfebre se logra la excelencia y, como una jugada a tres bandas, se logra encontrar la piedra angular de la estructura de capital.
¿Y por qué es clave conocer la estructura de capital?
Desde la antigüedad se encuentra en arcilla. Negociaciones a futuro sobre cosechas, donde se establecían claramente los precios de mercado y los precios de futuro: había una capacidad histórica para determinar eficientemente los precios de los flujos de caja. Esa confianza permitía comprender los posibles riesgos a futuro, con base en la determinación de mis capacidades y mis límites. Precisamente por esa capacidad de comprender las capacidades y los límites se pueden cuantificar de manera empírica con el costo de capital, pero recordando sabiamente que no es una variable mágica que elimina el riesgo.
Por el contrario, calcular eficientemente, constantemente y con técnicas sofisticadas de ensayo-error, con simulaciones cuantitativas y el uso de la inteligencia artificial, podemos hoy, con la consciencia científica, determinar con mayor esperanza matemática el curso de algunas variables empíricas. Nunca con la intención de adivinar el futuro o predecirlo. Se construye con la firme intención de reconocer los patrones y rasgos de los movimientos aleatorios y complejos que hoy nos trae la volatilidad y la incertidumbre.
Debemos ser intensamente disciplinados para encontrar cada número divino, cada costo de capital. Desde el flujo de caja personal hasta el flujo de caja libre operativo de las grandes corporaciones, con el fin de advertir y estudiar los grandes cambios de los valores históricos a los cuales la confianza humana ha entregado la medición del riesgo.
Hoy más que nunca debemos reconstruir la confianza, paso a paso, parámetro a parámetro, con base en el método científico y no con alquimia financiera, para poder reconocer que la piedra angular de los flujos nos permiten utilizar la imaginación, no con fines de sufrir menos, sino con fines de cambiar la realidad.