12% es el nuevo cero: aprendiendo a convivir con la inflación

12% es el nuevo cero: aprendiendo a convivir con la inflación

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Recuerdo que cuando era niño presencié cómo, en un periodo de menos de veinte años, se le quitaban seis ceros a la moneda de mi país. Era el resultado de la inflación acumulada en tantos años.

Allá, en la República Oriental del Uruguay, como en muchos otros países de América Latina, los menús de los restaurantes estaban hechos en tablero y tiza porque era muy común tener que actualizarlos todo el tiempo y no salía a cuenta imprimirlos en papel. En los supermercados se contrataba a jóvenes con una sola misión a la que dedicaban todo el día: usar una maquinita de etiquetar y actualizar precios. Esos son algunos de los costos de la inflación.

Haber convivido con la inflación, donde los precios podían subir 10% por mes, nos formó en estrategias para evitar la pérdida de valor de nuestros ingresos. Así, cuando los papás cobraban su sueldo, tocaba salir a comprar el mercado, porque si nos demorábamos algunos días o semanas se podían comprar muchas menos cosas. Todo aumentaba.

Pronto los reajustes salariales no pudieron tener una frecuencia anual sino semestral o incluso trimestral, porque la pérdida de poder adquisitivo era demasiado grande como para esperar todo un año.

Como ahorrar era otra pesadilla, esto nos capacitó en educación financiera por la vía de los hechos y, entre otras cosas, hizo que la gente dejara de confiar en la moneda nacional, a la vez que se desarrollaba un mercado de dólares muy importante.

La inflación colombiana

En estos días estamos hablando de la inflación colombiana. He visto gente muy contenta diciendo que tendrá un aumento de sueldo del 12% o incluso más. Alguien que gane 3 millones de pesos, ¡tendrá un aumento de más de trescientos mil pesos, un dineral!

También he visto gente quejándose por el aumento de las matrículas universitarias o la cuota de la administración del edificio, manifestando que es un escándalo que aumenten 12% o más.

Convendría que todos entendiéramos que ese 12% (la inflación anual actual) es el “nuevo cero”. Esta cifra apenas estará cubriendo el aumento en el costo de vida, estará apenas cubriendo el aumento de los precios de las cosas que compramos. De ahí para adelante esos sí serán aumentos que los economistas denominamos “reales”; es decir, que aumentan nuestra capacidad de compra.

  • Inflación: se desinfla nuestro bolsillo Con mi experiencia de haber crecido en ambientes inflacionarios, veo la ingenuidad de la mayoría de la gente que no está acostumbrada a convivir con una inflación de dos dígitos. Se llama ilusión monetaria.

La gente aprenderá, pero más allá de esto, el desafío a mediano plazo está en que las autoridades económicas no hagan que nos acostumbremos a la inflación. Los equilibrios macroeconómicos son como la buena salud: no nos damos cuenta de su utilidad hasta que la perdemos.

Ojalá entonces que este momento económico tan particular que estamos atravesando desemboque en una nueva senda de estabilidad macroeconómica. Para ello es necesario asegurar unas políticas fiscales y monetarias consistentes y coherentes que, si bien es tarea del gobierno, también lo es de la sociedad, que tiene que entender los problemas y los compromisos que debe asumir para lograrlo.

Enrique Gilles

Coordinador área de Economía CESA