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Aprendizaje estratégico para el desarrollo profesional

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31 Ene 2019

El actual contexto de cambios constantes trae consigo nuevos retos para los profesionales y quienes tienen la responsabilidad de su formación académica. Es por este motivo que los docentes tienen que pensar el proceso de enseñanza y aprendizaje como algo vivo, igualmente cambiante y siempre en función de proporcionar a los futuros egresados una formación que les permita responder a los desafíos de forma eficiente y con el mayor beneficio para todas las partes involucradas.

Para que esto se dé, es necesario que la enseñanza se piense de forma que se logre un aprendizaje estratégico; es decir, un aprendizaje en el que los métodos para desarrollar el conocimiento y las habilidades sean conscientes y guiados por objetivos muy claros y definidos. Ya no se trata de un aprendizaje mecánico sino de uno en el que se puedan establecer relaciones más allá del aula y que sirva, en resumen, no solamente para la vida profesional sino para la vida práctica, y en el que la idea de aprender a aprender cobra relevancia.

Dentro de un proceso de enseñanza que busca un aprendizaje estratégico se debe reconocer, en primer lugar, que la forma en la que se seleccionan y presentan los contenidos, así como la interacción en el salón de clases, tienen un impacto en la vida práctica y profesional que va mucho más allá de lo puramente académico. Adicional a lo anterior, la estrategia depende de la naturaleza de lo enseñado y de lo aprendido, así como de los objetivos de aprendizaje, y las habilidades y competencias que quieran desarrollarse en los estudiantes. Se puede decir que el éxito del diseño de la estrategia de aprendizaje depende, en gran medida, de que existan unos objetivos de aprendizaje claros y bien delimitados desde el principio del proceso de enseñanza.

De modo, pues, que la estrategia implica una reflexión previa y la puesta en marcha de mecanismos que, de forma deliberada e intencional, activen unos conocimientos (conceptuales, procedimentales y/o actitudinales) con el propósito de alcanzar ciertas metas de acuerdo con un plan establecido (Pozo, Monereo y Castelló, 2001).

En la puesta en marcha de una estrategia se necesita de la planificación, supervisión y evaluación por parte del docente. No obstante, gran parte del éxito de la instrucción estratégica reside precisamente en que esta implica -además- una transferencia progresiva del control de la tarea del profesor/entrenador a alumno/jugador, de forma que este tenga cada vez más autonomía y responsabilidad en su aprendizaje (Pozo, Monereo y Castelló, 2001).

Para una transferencia progresiva es necesario que los contenidos y las actividades que se realicen estén pensados de tal forma que el estudiante se torne agente constructor de su propio conocimiento. De este modo, hay que concebir el aula como un espacio de discusión constante. Un espacio de cooperación y construcción colectiva del conocimiento en el que lo académico y lo práctico (la vida real) se nutren mutuamente.

Bajo dicho contexto, cobra sentido hablar de enseñar a aprender, y aprender a aprender; es decir, la capacidad que tiene el docente para, a través de las estrategias adecuadas, implicar al aprendiz de forma activa en la gestión de su propio conocimiento: una interacción entre la información recibida y la forma en que es procesada y relacionada con otros conocimientos anteriores (Pozo, Monereo y Castelló, 2001) e incluso con situaciones de la vida cotidiana y laboral que se presenten en el ejercicio profesional.

El docente debe pensar las estrategias de modo que sus estudiantes no se limiten únicamente a seguir ciertas rutinas o hábitos de aprendizaje, sino que debe mostrarles situaciones que permitan que ellos renueven sus conocimientos, habilidades y competencias de formas novedosas y variadas.

Enfocar el proceso de enseñanza y aprendizaje desde una perspectiva estratégica traerá consigo la posibilidad de formar sujetos reflexivos y capaces de renovar su propio aprendizaje. Son estos  profesionales los que necesitan las empresas y organizaciones hoy en día: sujetos que puedan renovar los conocimientos más allá de lo académico, que logren incorporar las experiencias adquiridas en las múltiples dimensiones de la vida a los distintos escenarios que esta proporciona. Profesionales capaces de utilizar esa reflexión para transformar sus propios procesos, su trabajo, su vida y, naturalmente, el contexto en el que actúan.

 

Por: Catalina Isaza Cantor – Centro DIGA

 

 

Bibliografía:

Monereo, C., Pozo, J. I., & Castelló, M. (2001). La enseñanza de estrategias de aprendizaje en el contexto escolar. Desarrollo psicológico y educación2, 235-258.