Arquitectura, mujer y sociedad

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14 Ene 2019

La funcionalidad de la arquitectura como elemento dinamizador del desarrollo urbanístico y -en paralelo- de las prácticas en lo urbano parecen jugar un papel mucho más determinante de lo que se cree para el bienestar de la mujer.

Y es que los significados que hombres y mujeres les otorgan a los entornos son completamente distintos, y ello define en buena medida el grado de vulnerabilidad de ellas.

No en vano, según Forensis, probablemente el más importante referente estadístico sobre la epidemiología de la violencia en el país, y que es emitido por el Instituto Colombiano de Medicina Legal, tanto las vías públicas como las viviendas de las víctimas; es decir, sus espacios privados, son los escenarios donde más –y casi por igual- son victimizadas las mujeres.

En efecto, el 53 por ciento de los casos (801 entre el 2014 y el 2016) ocurrieron en andenes, puentes peatonales, zonas verdes, paraderos; frente a 993 homicidios –durante el mismo periodo-, en el hogar de la víctima. El escenario no es un factor aislado y cobra sentido para ellas frente a las probabilidades de lo que les pueda ocurrir.

A ello se suman los efectos que tiene el cambio climático, que según expertos que estudian el tema afecta mucho más a las mujeres y a los niños que a los hombres.

Según el arquitecto Carlo Barbieri, la tasa de mortalidad en niños y mujeres de un desastre natural tiene una incidencia 14 veces superior con respecto a los hombres. Y la consecución de agua potable también supone un problema mayor: más de 2.000 millones de personas en el mundo no dispone de agua potable; y las enfermedades que ello conlleva agravan el rol de la mujer, pues usualmente es la encargada en muchas sociedades de la recolección del vital líquido.

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  • Le recomendamos Posconflicto y refugiados climáticos pág. 21. Bajo dicho contexto fue que se llevó a cabo el foro Arquitectura, mujeres y ciudad, como preámbulo del Modelo Social Sostenible ‘MOSS’ Casa de la Esperanza, proyecto que busca albergar a más de 70 mujeres en condiciones de vulnerabilidad como pobreza, abandono, hambre, que no han tenido acceso a oportunidades de formación o trabajo digno, y que ponen en riesgo su integridad tanto física como mental.

Liderado por la Congregación Siervas de Cristo Sacerdote, el proyecto MOSS Casa de la Esperanza nace para crear un entorno basado en los principios de sostenibilidad en sus distintas dimensiones; desde la social y arquitectónica, pasando por la económica, ambiental y psicológica que proteja a este grupo de mujeres.

Para tal efecto, varias instituciones, entre ellas el Instituto Italiano de Cultura, la Universidad Nacional, la Universidad Jorge Tadeo Lozano, la Universidad Nueva Granada, el CESA –Colegio de Estudios Superiores de Administración-, entre otras, han unido esfuerzos para ejecutar esta obra.

En términos generales, el proyecto busca erigirse como una propuesta funcional, estética y austera, que concibe un edificio pensando en cada detalle para dignificar a la mujer que habita el lugar (sostenibilidad arquitectónica); como una fuente de ingresos, obtenidos con el espíritu del emprendimiento para producir alimentos, generar actividades de orden social, entretenimiento, prestación de servicios de salud (sostenibilidad socioeconómica); y que faculte el desarrollo y crecimiento de las personas protegidas en el lugar, mediante acompañamiento y servicios profesionales que les permitan vivir una vida sana y digna en para recuperar condiciones de dignidad humana pérdidas en el pasado (s. Psicológica).

La estructura está proyectada para ser una edificación con un consumo de energía bajo (se prevé un ahorro superior al 35 por ciento), pero que involucra toda la concepción de arquitectura sostenible; es decir, “lo es no solo por el material o la eficiencia energética, sino también por cómo se diseña el espacio interior, que es un espacio ergonómico, adecuado y lógico”, describe Carlo Barbieri, presidente del Consejo Directivo del proyecto. Además, aumentará su capacidad en casi un 100 por ciento pues albergará a 130 mujeres.

Terapia verde

La dimensión del proyecto MOSS Casa de la Esperanza reúne cuatro módulos en 4.750 metros cuadrados, creados para el desarrollo de actividades sostenibles.

El techo será un colector de agua lluvia que se integra a un invernadero, y cuyo propósito es el cultivo de vegetales tanto para el consumo de las residentes como para la venta. Para este efecto, las facultades de ciencias agrarias de las universidades Nacional y Nueva Granada jugarán un papel medular tanto en el desarrollo de las actividades en el inmueble como en la parte de investigación. El hecho de que ellas tengan la posibilidad de participar en una siembra y advertir los resultados es trascendental. Es la posibilidad de que ellas puedan recuperar su condición psíquica pues (estas mujeres) no tienen ganas de vivir por el daño que han sufrido. Una actividad cambia esa concepción, y la ocupación reduce el trauma por tener un motivo. Un propósito”.

El proyecto también tiene estructuradas otras dimensiones para la Casa de la Esperanza: ventas de segunda, crowdfunding y fundraising (ayudas masivas).

Para Barbieri, es clave que las nuevas generaciones entiendan las condiciones en las que han vivido estas mujeres para generar soluciones viables. Pero –dice- esto se hace es interiorizando (en las generaciones) las implicaciones de estas problemáticas. “La cuestión es ver el problema para que se capaciten frente a esto. O son manager de la industria o llegarán a ser manager de la política, lo que implica prepararse en torno a situaciones para ejercer acciones a través de políticas públicas”.

El CESA, que desde finales de 2015 viene participando de esta iniciativa, abre la convocatoria para que estudiantes se postulen para manejar la gerencia social del proyecto.

Para esta gerencia se puede postular cualquier estudiante del CESA, incluyendo de posgrados. “Las competencias no se ponen en duda porque precisamente (los estudiantes) se están formando en Administración, con lo cual tienen capacidades directivas. Pero necesitamos gente que tengan ganas no de un liderazgo solo empresarial, sino de empresarial en lo social”, explica Marta Lucía Restrepo, directora de Posgrados en Marketing. Y agrega que la concepción tanto de infraestructura como legal está completamente mapeada, pero se requiere de una persona que gestione un programa de crowfounding, y que en todo caso tendrá el acompañamiento continuo de la Dirección de los posgrados en Marketing.

Los interesados pueden escribir a marta.restrepo@cesa.edu.co, adjuntando su hoja de vida y motivación, antes del 24 de abril.