Competencias comunicativas, asunto estratégico

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27 Sep 2018

El enfoque curricular de la educación actual se centra en el desarrollo de habilidades y competencias por encima de la tradicional acumulación de conocimientos. En ese sentido, implica revisar las metodologías, tareas y procesos de evaluación diseñados e implementados por el docente. Así, la formación exige una planeación estratégica proyectada hacia la articulación de contenidos, la contextualización de las puestas en práctica y la consecución de metas específicas.  Por esta razón, para alcanzar objetivos dirigidos a la consolidación de una formación integral y efectiva hay que ser estratégicos; trazar caminos que permitan a los estudiantes apropiarse de su proceso de aprendizaje, de tal forma que resulte significativo y les permita aplicar el conocimiento adquirido en situaciones reales.

De acuerdo con esta directriz, las clases de comunicación oral del CESA se enfocan en desarrollar la capacidad de transmitir propuestas, ideas, análisis y conocimientos, de manera sintética, efectiva y pertinente. Se hace énfasis en la importancia de que toda exposición represente un aporte para cada posible interlocutor, contexto o escenario. Con este propósito, los contenidos se desarrollan alrededor del manejo asertivo del lenguaje verbal y no verbal, en tanto herramientas fundamentales para lograr mensajes claros, interesantes, contundentes y apropiadamente ilustrados.  De igual manera, se desarrolla la capacidad de organizar la información de una manera estructurada, que genere expectativas y que permita una mejor comprensión por parte del receptor.

Si tenemos en cuenta que ningún estudiante es igual a otro, resulta fundamental identificar sus particularidades, de tal manera que pueda ser guiado en el proceso de potenciar fortalezas y superar dificultades a la hora de transferir información. Por esta razón, en Comunicación oral se promueve, de manera transversal y permanente, el desarrollo de varias de las inteligencias múltiples definidas por Howard Gardner. Además de la inteligencia lingüística, que se trabaja desde primer semestre en Comunicación escrita, las clases de comunicación oral complementan el proceso así:

La lógico-matemática se desarrolla a partir de la preparación de sustentos numéricos y estadísticos que permitan identificar problemas o soluciones, que apoyen afirmaciones y que sean expuestos de una manera que resulte familiar, comprensible y dimensionable para el interlocutor. Esto se logra a través de analogías y/o gráficos que facilitan la visualización y transferencia de conocimiento.

La inteligencia musical es aprovechada desde el manejo de la voz. Los estudiantes que tienen más control sobre este aspecto muestran a los otros cómo utilizar cada recurso para transmitir emociones positivas en el público y lograr ser más persuasivos. Es un trabajo cooperativo que involucra los sentidos de manera eficaz.

La inteligencia corporal -kinestésica- es una de las piedras angulares del programa, pues los estudiantes hacen un uso estratégico de su cuerpo para captar y mantener la atención de la audiencia: se esfuerzan por manejar al público en espacios amplios, por controlar las micro expresiones de su rostro para transmitir las emociones acertadas y por recurrir a las manos como recurso ilustrativo que refuerza el mensaje verbal.

La Inteligencia espacial se trabaja, además, desde la selección y preparación de apoyos visuales efectivos, que complementen, sinteticen, organicen e ilustren los puntos principales del mensaje verbal. El objetivo es que aprendan a transferir el conocimiento, también, de manera gráfica.

Todo lo anterior va de la mano del desarrollo de las inteligencias inter e intrapersonales, pues el lenguaje se vuelve la herramienta para exteriorizar lo que está adentro de cada uno y para interactuar eficazmente con los demás.

De la misma forma, no debemos dejar de lado el hecho de que en el aula confluyen no solamente diversas inteligencias sino diferentes estilos de aprendizaje. Así, el gran reto para alcanzar una educación integral está en saber aprovechar la diversidad como un elemento enriquecedor que debe alcanzar una integración que permita la complementariedad positiva.

 

Silvia Garavito Constantín

Docente

Centro de apoyo para la lectura, la oralidad y la escritura -DIGA-.