Desecho agrícola, alternativa para fabricar toallas higiénicas
Toallas higiénicas hechas a base de componente biodegradables, entre estos la fibra del tallo del banano, fue el producto ganador durante la tradicional feria de espíritu emprendedor, la última del año.
Banú, nombre del emprendimiento propuesto por cuatro estudiantes, se centra en atacar dos problemáticas: la primera, el impacto económico por los elevados costos de este tipo de elementos, que hace que muchas mujeres no puedan tener acceso a este artículo de aseo personal. Y la segunda, atacar los efectos desfavorables contra el medioambiente de las toallas higiénicas como residuo.
En efecto, las toallas higiénicas así como los tampones que a lo largo de la vida usa una mujer, significa el vertimiento de 2,6 toneladas de basura. Debido a sus componentes, se estaría hablando de esa cantidad cuya degradación puede demorar más de 500 años.
Tratándose de un producto hecho a base de un desecho agrícola, las toallas Banú podrían degradarse en seis meses aproximadamente.
Desde el punto de vista económico, los costos de este tipo de producto tienen un impacto considerable en el bolsillo de ellas, y mucho más en mujeres que viven en condiciones de marginalidad o pobreza, tanto monetaria como multidimensional.
Durante las investigaciones hechas por el grupo de Banú, los estudiantes constataron que en algunas regiones, como el Caribe colombiano, “5 de cada diez mujeres no tienen acceso a ningún producto de higiene femenina” y “una de cada cuatro, por imposibilidad de comprar toallas, deja de asistir al colegio durante los días en que tienen el periodo en la Costa Pacífica”.
Se sabe que las mujeres deben usar este producto durante un periodo de 37 años en promedio. La inversión en toallas o tampones para cubrir ese tiempo puede oscilar entre los $6,8 millones de pesos y los $8 millones de pesos, se tienen en cuenta los gastos adicionales en pastillas u otro tipo de medicamentos para contrarrestar los cólicos durante esos días.
A esta problemática se suman también los posibles tratamientos por enfermedad o incomodidad que causan -por ejemplo- los tampones, pues aunque para muchas mujeres son de buen recibo, estos pueden ser causantes de alergias, salpullidos o infecciones.
Los costos de Banú son menores, por lo que incidirían en una mayor accesibilidad de una parte de la población femenina a este producto.
Además de la fibra del tallo del banano, Banú tiene otros componentes como tela biodegradable flap y adhesivos ecológicos.
Su fabricación implica el uso de dos máquinas. Una trituradora con la que se procesa el tallo seco, y otra, con la que ensamblan las tiras ya procesadas con la tela y el adhesivo.
Para María José Paredes, una de las integrantes del grupo, esta versión de Espíritu Emprendedor le dejó la certeza de que sí se puede hacer algo sumamente rentable y al mismo tiempo que ayude a la sociedad. “Ambas cosas sí pueden ir de la mano”.
Banú es de autoría también de Alejandro Sánchez, Isabella Posada y Martín Rivas.
En video, recorrido por algunos estand de espíritu emprendedor:
Otros proyectos destacados
Mayor validación:
Bee Safe: condón a base de cera de abejas.
Mejor investigación:
Curzo: Plataforma virtual que combina una amplia variedad de clases con expertos en cualquier categoría de interés y cursos básicos sobre destrezas para la vida cotidiana. Incentiva salirse de la rutina y nuevos aprendizajes.
Mejor pitch:
Na’nu: Sistema integrado que permite el monitoreo en tiempo real de algunos signos vitales, a través de un dispositivo electrónico sincronizado con una plataforma tecnológica, logrando prestar servicios preventivos de salud.