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Ecologística y esferificación

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28 Ene 2019

Más de 8 millones de toneladas de plástico llegan cada año a los océanos del planeta. Según los estudios de Greenpeace, representan cerca del 70% de la basura marina. Envases naturales, una alternativa.

Hablar de los efectos desastrosos para el medioambiente y los seres vivos que significan estas cifras, resultaría una verdad de perogrullo; más cuando se calcula que el 60% de todas las especies marinas tienen rastros de materiales plásticos en sus intestinos.

El origen principal de dichos residuos, indudablemente, son los empaques y envases desechados por los consumidores, con una posterior disposición errática de los efluentes solidos en las que todos los actores: empresas, gobiernos y comunidad tienen responsabilidad en mayor o menor grado. Por ello, además de emanar normas, propiciar sanciones e incentivar conciencia, es necesario que se formulen y desarrollen soluciones innovadoras tanto en el flujo de materiales como en la disposición de los resultantes plásticos del ciclo de uso y consumo.

En Colombia, el sector de los plásticos produce -según las cifras reportadas por Acoplasticos en 2018-, 1.2 millones de toneladas, de las cuales se destina el 55% a la fabricación de envases y empaques. El reciclaje, la reducción y la reutilización de estos materiales plásticos no superan el 17%, lo que significa que más de 540 toneladas de estos recipientes y bolsas plásticas fluyen caóticamente a través de nuestros ríos, lagunas y mares, produciendo indeseables efectos atmosféricos y el consecuente desmejoramiento de la calidad de vida de los colombianos.

Si bien a nivel nacional se están implementando acciones y medidas para la disminución de este problema, hay que decir que hasta el momento pueden resultar insuficientes. Se focalizan exclusivamente en el usuario, a partir de la reducción del volumen de utilización de bolsas plásticas que, si bien muestra una disminución del 30% en su producción y distribución, no atacan directamente los procesos imperativos de reutilización y reciclaje del grueso de los plásticos desechados tras su ciclo de utilización.

La cadena de suministro del plástico utilizado para envases y empaques parte de la conversión del etileno, producido a partir de la extracción primaria del petróleo. Tras procesos de polimerización y extrusión -con importantes consumos de energía- se transforma en recipientes y bolsas de muy cortos ciclos de vida que terminan en los contenedores de basuras, mezclado con grandes cantidades de otro tipo de desechos tanto orgánicos como inorgánicos.

Si bien son ampliamente conocidas las practicas para el manejo, disposición y procesamiento de los desechos para su reciclaje, aún no alcanzan a arrojar importantes resultados en comparación a otros países referentes. De seguro por factores culturales de nuestra sociedad. Es por ello por lo que se deben proponer más y mejores opciones para la sustitución y eliminación de los materiales plásticos utilizados en las operaciones logísticas y comerciales de la cadena del consumo, representadas fundamentalmente en el almacenamiento, transporte, exhibición y manipulación de compuestos, priorizando especialmente (en el caso de los envases) los productos de tipo alimenticio.

Cualquier tipo de material o disposición en la que se piense para lograr esa sustitución o eliminación debe tener –imperativamente- dos características: que sea altamente reciclables y/o que sea biodegradable. La primera se refiere a que posea largos ciclos de vida, bien por sus características de inocuidad tras limpiezas y mantenimientos, o bien por la capacidad de resistir y proveer varios y variados usos. Lo biodegradable se sustenta en la alternativa de autodestruirse o transformarse mediante la acción de elementos naturales y factores biológicos.

En torno a esos objetivos, en el campo científico y académico se vienen adelantando varias investigaciones. Prometen y proveen ya interesantes desarrollos a base de biopolímeros que, además de proporcionar mejores condiciones de conservación y alargamiento del ciclo de vida, permiten una fácil y rápida transformación química de envases y empaques primarios y secundarios en fluidos renovables. Además de que facilitan ser reutilizados o reciclados, pueden ser ingeridos directamente por los humanos, evitando de esa manera los tiempos y costos de su logística inversa.

Para bebidas liquidas, por ejemplo -y especialmente el agua que es el gran demandante de envases-, la técnica de la ESFERIFICACIÓN permite encapsular un líquido a partir de la gelificación externa de su superficie, proporcionando envases naturales (como las frutas) que se ingieren fácilmente, al igual que los desarrollos de bolsas, pitillos y recipientes, con propiedades tanto saciantes como agradables, a base de maíz, aguacate, arroz y otra serie de biopolímeros obtenidos a partir de sus almidones.

  • Le recomendamos Pitrigo, pitillos de trigo. Desde luego que se hacen necesarios también otros desarrollos logísticos para garantizar su manipulación y movilización con las condiciones de inocuidad requeridas a lo largo de todo su ciclo de abastecimiento.

Una última y “punzante” reflexión: a propósito de tantas acciones, esfuerzos e inversiones que se están desarrollando en el mundo en aras de la preservación ambiental, con el patrocinio e iniciativa de grandes empresas y conglomerados económicos, ¿qué están haciendo en Colombia las grandes cadenas del retail con el dinero resultante de la disminución del 30% en la compra de bolsas plásticas y con los intereses generados entre el recaudo y el desembolso del impuesto a las bolsas?

Rogelio Gutiérrez P*. – M.B.A. DBA

Conferencista CESA y Consultor internacional

rgutierrez@cesa.edu.co

 

*El doctor Gutiérrez es Máster en Gestión de Empresas de la Universidad Ramón Llull de Barcelona y estudios doctorales en administración. Tras más de 25 años en cargos de alta dirección y juntas directivas, actualmente se desempeña como conferencista y consultor Internacional y es catedrático de postgrados de prestigiosas universidades en Latinoamérica