El andamiaje para aprender a emprender

El CESA, dentro de su filosofía de progreso profesional, lanza la Maestría en Emprendimiento e Innovación (MEI). Esta, forma profesionales para el emprendimiento individual y corporativo, a partir de afrontar el desafío de desarrollar productos o servicios diferenciadores que cubran objetivamente una demanda particular del mercado.

Según un estudio reciente, realizado en la India, el paso por un proceso de formación y de incubación puede marcar la diferencia entre la consolidación o no de una empresa, al trasladar tasas de fracaso de un 78%, a tasas de éxito superiores al 80% (Joshi, Apoorva & Shukla, 2015). Por tanto, se puede concluir que el emprendimiento se aprende y es posible formar a las personas para potenciar esta habilidad.

En este sentido, la maestría se convierte en un escenario académico que responde a las dinámicas de competitividad que impone la globalización, y brinda las herramientas necesarias para que los profesionales cuenten con las cualidades idóneas que reclama el mercado laboral.

“Los egresados de esta maestría serán capaces de incorporar valor agregado a las empresas a través de ideas innovadoras. De hecho, la realidad demuestra que las organizaciones, inmersas en un entorno cada vez más competitivo y de transformaciones constantes, requieren de innovar para sobrevivir a estos cambios”, explica Roberto De la Vega Vallejo, director de Posgrados del CESA.

Asimismo, otros estudios académicos que se han realizado en la Unión Europea dan cuenta de los efectos personales positivos que trae una formación en emprendimiento. Las estadísticas reflejan que los egresados de este tipo de formación muestran tres veces más capacidad de mantenerse en cargos de gerencia alta y media en las organizaciones, y reducen en un 25% la probabilidad de quedar desempleados. Además, tienen una disposición tres veces mayor a crear sus propios negocios, ingresos 27% superiores, poseen 62% más activos y están más satisfechos con sus empleos (Charney & Libecap).

“Quienes optan por una educación en emprendimiento elevan su confianza y sus aspiraciones, incidiendo en aspectos como la iniciativa y el liderazgo. Asimismo, se promueven rasgos de la personalidad como la autoeficacia, la búsqueda de autonomía, la propensión al riesgo y la propensión a la innovación, competencias que son deseables en los profesionales de hoy para marcar la diferencia”, añade Roberto De la Vega.

Estructura de la maestría

En el transcurso de la maestría, los estudiantes, de la mano del Centro de Innovación y Emprendimiento del CESA -Incuba-, tendrán como objetivo desarrollar un emprendimiento en el que deberán validar un modelo de negocio que responda a la problemática de una población con bases metodológicas sólidas.

Se plantea la opción de que los estudiantes opten por el camino del emprendimiento individual o del emprendimiento corporativo, con una variación de materias acorde a los intereses profesionales.

“Para quien hace parte de una gran corporación, con un robusto departamento jurídico -por ejemplo- puede no serle de interés fundamentos legales, como sí una cultura para la innovación, si su propósito es emprender al interior de su organización (intraemprender)”, explica el director de posgrados.

Los estudiantes estarán acompañados durante todo el proceso formativo por tres grupos de especialistas: mentores, tutores y docentes de áreas disciplinares específicas. Los primeros, profesionales que han recorrido el camino empresarial. Mentores que han hecho empresa e ilustran desde su experiencia el eficaz desarrollo del emprendimiento. Los segundos, expertos formadores en metodologías, lo que le apunta al “cómo” para idear, validar e incubar con método. Los tutores marcan pautas de abordaje imprescindibles. Y los terceros, formadores en conocimientos específicos necesarios que, sin importar la profesión, se deben manejar como los mínimos para entender el mundo empresa y sus dinámicas.

En resumen, bajo el andamiaje del CESA, el egresado del programa de Maestría en Emprendimiento e Innovación (MEI) será capaz de emprender, mediante la potencialización de sus habilidades, actitudes, valores y conocimientos. Estos le ayudarán a crear empresa o a liderar procesos transformadores en la organización de la que haga parte para hacerla más competitiva en el mercado.