En las entrañas de las buenas prácticas del Corporate Venture Capital
Por Jimena López González*
En un mundo en donde la tecnología está cambiando muy rápido y está cambiando el 100% de las industrias, en un mercado hipercompetitivo y globalizado, en donde la competencia ya no sólo está en la región o el país donde se opera sino en cualquier parte del mundo, y donde los costos de entrada a los mercados están disminuyendo, las medianas y grandes emprensas están llamadas a innovar para no perder mercado con jugadores más ágiles y eficientes.
Las empresas tienen diferentes maneras de innovar. Una de ellas es el Corporate Venture Capital (CVC), la iniciativa más madura de las estrategias de la llamada innovación abierta. Esta ayuda a que grandes y medianas empresas puedan crear o destinar un capital para crear un vehículo de inversión, e invertir en startups que les permitan innovar con menores inversiones y mayor rapidez, sin la necesidad de desenfocar la estrategia y la operación del corto y mediano plazo.
Para sacarle un mayor provecho a esta iniciativa, es importante desarrollar capacidades y una cultura de innovación en el equipo interno, así como entender el mundo de las inversiones de riesgo.
A diferencia de un Venture Capital (VC) común, un CVC debe perseguir objetivos tanto financieros como estratégicos. El crear un CVC debe definir a quién le entrega el capital por una motivación financiera; pero además, el hecho de que un corporativo pueda invertir, por ejemplo, en startups, que tenga un sentido estratégico y pueda sacarle todo el jugo a trabajar de la mano de startups a través de pilotos en donde tanto la empresa como los startups vean los beneficios.
Mejorar la cultura y la mentalidad
Un CVC debe verse como un puente entre startups y corporativos que puede ayudar a las grandes empresas a seguir siendo rentables y desarrollar una ventaja competitiva en el mercado. Para ello es indispensable hacer ajustes en la cultura corporativa lo que implica:
- Desarrollar habilidades emprendedoras en empleados y ejecutivos.
- Atraer y trabajar con el mejor talento de la industria, lo que implica desarrollar espacios y estructuras de colaboración ágil que generen valor a clientes internos y externos.
- Los errores ocurren. Pero ante esto hay que acostumbrarse a fallar temprano. No todas las ideas e inversiones funcionan en el primer intento, por más planeación que se haga. De lo que se trata es de aprender de los errores y seguir adelante con la visión.
- Entender que el VC es una inversión de alto riesgo. La mayoría de las inversiones fracasarán. Según Boston Consulting Group, los CVC más experimentados esperan que el 30% de las inversiones fallen, el 50% funcionen y pocas son las que dan retornos.
- No funciona combinar la cultura del startup con la del corporativo. Es improcedente tratar que los startups se adapten a los procedimientos del corporativo. Hay que buscar nuevas herramientas y formas de colaborar.
- Ser flexible. Hay que entender que el plan de los startups cambia constantemente. Ese es su poder y quitárselo impedirá beneficiarse de ellos.
Además de cambiar la mentalidad, se deben preparar algunos temas y tomar por lo menos cuatro decisiones clave.
1- Estrategia del CVC
Para sacarle el 100% del provecho a un CVC, hay que tener una estrategia 50% - 50%. La mitad de las inversiones deben volcarse a la estrategia a futuro de la empresa, y la otra mitad, a los retornos financieros. Si sólo se piensa en los retornos financieros se invierte sin posibilidad de trabajar en conjunto con los startups o de posibles M&A (fusiones y adquisiciones). Y si sólo se le apunta a la estrategia, se estará pensando exclusivamente en cómo trabajar con los startups y se pierden de vista los ingresos, las posibles innovaciones y en hacer foco en las eficiencias. La estrategia facilita definir el target del mercado -las industria(s) foco de la inversión-, las métricas de performance -indicadores para evaluar, etapa de los startups y ticket promedio-, y el equipo -con qué emprendedores trabajar-. Esto es particularmente importante porque suele ser una labor de largo aliento y que puede demandar de entre 7 a 10 años.
2- Inversiones directas o indirectas
Lastimosamente, los mejores startups no buscan que un CVC les invierta. Muchas veces terminan llegando malos startups, sobre todo cuando se está empezando. El negocio del VC requiere paciencia, tanto en la calidad del deal flow como en los retornos. Hay que ser consistentes, crear relaciones y confianza a largo plazo.
3- Tener un equipo independiente
Uno de los errores más comunes es contratar un equipo de banca de inversión tradicional o alguien sólo con el lente del corporativo. Se debe contratar a un equipo que sepa invertir en startups; es decir, que sepa de finanzas y métricas del sector, un conocedor o curioso de la tecnología. Alguien que haya estado en el mundo del emprendimiento (emprendedor o VC) y, sobre todo, alguien que entienda la estrategia del corporativo para que sea el traductor entre un mundo y el otro.
4- Proceso de aprobación – Comité de Inversiones
Como el único LP (Limited Partners) del fondo es el corporativo, para tomar buenas decisiones hay que ser cuidadoso al seleccionar a las personas que van a hacer parte de este comité. Por tanto, puede ser clave una combinación de personas encargadas de manejar el CVC, y de personas externas cuya misión es entender la industria y el ámbito emprendedor.
Las 7 mejores prácticas tras la estrategia de CVC
Algunas de las mejores prácticas que se encuentran en el CVC son:
- Agilidad sin ataduras
Los mejores startups no aceptan ataduras doloras, desventajas o términos complejos. ¡Ojo con la burocracia!
- Ganancias compartidas
Los términos no sólo deben ser competitivos para los startups. También deben serlo para el equipo del CVC–Carry del 20%. El ‘carry’ es la parte de las ganancias de un fondo de inversión que reciben sus gestores como comisión por su buen desempeño.
- No pedir exclusividades ni decir qué debe construir
Los emprendedores deben poder tomar decisiones a cerca de su negocio. No pedir más del 10 – 20% por ronda.
- Son inversionistas y aliados
Los CVC son buenos socios cuando ayudan a los startups a entrar en las compañías y prueban sus productos, y cuando son sus primeros clientes. Todos ganan.
- Pequeños montos de capital en la mayor cantidad de compañías alineadas con los logros estratégicos
¿Cuál es el menor monto que se permite invertir para tener derechos de notificación y acceso a la información sobre tendencias y la estrategia corporativa
- Relación ‘win to win’ y con flexibilidad
Se entiende que un CVC tiene su lealtad del lado del corporativo, pero no debe ser un proceso frustrante tampoco para el emprendedor. Es clave alinear los intereses comunes.
- No invertir para matar
Nunca se debe invertir en una startup para sacarla del mercado. Hay que alentar al startup a que le vaya bien, aun cuando esta pueda ser vista como una competencia.
Cada vez hay mayor receptividad de los corporativos
Las compañías están cada vez más dispuestas. Cada vez más se ven corporativos apostándole a este tipo de cosas. Quizás uno de sus grandes defectos es sentir que lo pueden hacer todo. Por tanto, el gran desafío es aceitar los engranajes existentes dentro del ecosistema para que (los corporativos) realmente logren ser exitosos en la implementación de una estrategia de Corporate Venture Capital. Si trabaja de la mano entre los que saben, por ejemplo los fondos con su trayectoria, se reducen los riesgos al tiempo que el ecosistema va encontrando una consolidación.
Colombia ya muestra múltiples ejemplos de empresas que están avanzando en esquemas de venture capital, en buena medida por una evolución del ecosistema de emprendimiento, y donde se visualiza para los corporativos oportunidades de innovación. Corona, el año pasado, creó un vehículo de inversión. Davivienda está trabajando e invirtiendo en startups, Alpina acaba de lanzar su nuevo fondo de AgriFood con Rockstart’s, EPM lleva años en este ejercicio, por lo que mejora sus capacidades; entre otras.