Escritura, universidad y millenials: mismos códigos, nuevos alcances

La cultura como expresión de los grupos humanos afronta, cada cierto tiempo, cambios generacionales. En la actualidad, uno de esos cambios está “etiquetado” -el uso de este término y su relación con lo digital, no es neutral como se verá más adelante- bajo lo que se ha denominado como la generación de los millenials. Una distinción en la que se incluye a los nacidos entre los años 1980 y 2000 (Cataldi y Dominighini, 2015).

Desde la perspectiva de los estudios sociológicos se establecen diferentes características en torno a sus hábitos cotidianos, su desempeño en el ámbito laboral e incluso aspectos como lo biológico; se plantean -por ejemplo- las relaciones entre el disfrute, la felicidad y la producción de sustancia químicas como la endorfina, involucradas en ese proceso. (Cataldi y Dominighini, 2015).

Uno de los aspectos que más llaman la atención en el ámbito universitario es cómo se transforma el aprendizaje en esta generación. Existe una variada cantidad de habilidades sociales que los millenials han desarrollado como la innovación, la inclusión, la autenticidad y la libre expresión, entre otras (Domínguez-Dávila, 2013). Sin embargo, hay un asunto central que llama la atención en el contexto de la academia: el papel de la escritura en esta generación.

Un primer aspecto a considerar es que los millenials presentan un nivel educativo muy superior al de otras generaciones -33.6% de los millenials estadounidenses posee estudios de nivel superior- (Medina, 2016). Esto indica que la necesidad de la escritura es muy alta. Por lo tanto, es necesario indagar y reflexionar acerca de la transformación de esta tecnología en esa generación, en la academia y el impacto en general sobre la cultura. En particular, es importante contemplar qué implicaciones se establecen en el ámbito de la administración.

Por otra parte, es indudable que los millenials están “etiquetados” con una expresión que paralelamente dice mucho acerca de sus maneras de comunicarse: los nativos digitales. El término acuñado por Prensky indica que estos individuos tienen gran capacidad de trabajo multitarea, facilidad para trabajar en paralelo, recepción rápida de información y la preferencia de imágenes sobre texto, entre otras. De allí que la escritura se haya vista fuertemente impactada por estas características.

Es necesario entonces, reformular los acercamientos que se plantean en el ámbito de la academia hacia la producción escrita. Buena parte de los estudiantes que ocupa las aulas pertenece a esta generación. Por un lado, se trata de fortalecer los rudimentos de la escritura tradicional. Esto quiere decir que la forma en que se ha venido escribiendo no se puede abandonar de un momento a otro, sino que es una base fundamental para acceder a nuevas formas de comunicación.

Un desempeño adecuado de los individuos con su escritura les permitirá moverse en distintos ámbitos de la cultura, entre ellos, el de la administración. La conexión de los millenials con lo digital es muy directa (Cataldi y Dominighini), lo cual invita, a la par del fortalecimiento de las estructuras tradicionales que permiten una escritura eficiente, a la gamificación y adecuación de nuevas formas de comunicar en una sociedad que se dinamiza y transforma día a día.

Juan Carlos Cubillos

Profesor asistente

Centro de apoyo para la Lectura, Oralidad y Escritura, DIGA.