Infraestructura para la paz
30 Ago 2018
Una infraestructura pensada para el futuro y en la que además juegue el factor de lo integral como condición indispensable para un verdadero desarrollo, fue la gran conclusión de la sesión sobre infraestructura y tecnología para la construcción de paz, en desarrollo del II encuentro Enlazados por la Paz*.
El tratamiento de esta temática en Enlazados, que este año se enfocó en el tema del desarrollo rural (punto medular de los acuerdos -el primero de los seis- y que en la implementación es uno de los que evidecia más rezago), se deriva del reconocimiento del papel que juega la infraestructura en el crecimiento económico, pero que resulta más determinante en el campo, escenario más afectado por el conflicto. En efecto, Colombia es un país donde la falta de infraestructura ha aislado a ciertas regiones, convirtiéndolas en escenario de economías ilegales, principal fuente de financiación de los grupos armados al margen de la ley.
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Por otro lado, es claro el impacto diferenciado que tiene la existencia o no de infraestructura en el bienestar de los individuos.
En efecto, una investigación liderada por el economista y docente investigador del CESA Guillermo Sinisterra Paz, da cuenta de que la extrapolación y expansión de la infraestructura para el transporte cambia la composición de la producción en las ciudades.
La investigación de Sinisterra, que toma el caso de TransMilenio, pone en evidencia cómo la ciudad de Bogotá, que tenía concentradas ciertas econonomias en una sola zona de la ciudad, pasó a densificarlas paulatinamente en otros sectores periféricos en virtud de la irrupción de este sistema de transporte masivo. “El alcance de la infraestructura ejerce efectos multiplicadores de lo que se conoce como subcentros de negocios: donde más se concentran individuos para dinamizar economías, y esa es justamente la apuesta que hay que hacer en las regiones”, subraya el docente, panelista en esta sesión de enlazados.
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Sin embargo y aunque estudios reflejan que en algunas regiones las inversiones aumentan para lograr dicho objetivo, persisten los factores de pobreza multidimensional.
Así lo conceptúa el director del Banco de la República -sede Cartagena- Jaime Bonnet, tras un estudio que se centró en la evolución del desarrollo de la región del Valle del Cauca. Si bien para un municipio como Buenaventura se han aumentado las transferencias de recursos, el gasto no alcanza a eliminar dichos componentes de pobreza: el empleo informal, los bajos logros educativos y la falta de redes de alcantarillado son, en su orden, los de mayor incidencia como obstáculo para el desarrollo del más importante puerto del Pacífico colombiano. “El problema no es la cantidad del gasto sino en cómo estructurarlo mejor”, sostiene Bonnet.
Frente a este panorama, no cabe duda del trascendental papel que juega la infraestructura. Pero, ¿cómo hacerla en favor de la recomposición de tejido social? Con una visión integral que responda a necesidades, pero que al mismo tiempo sea capaz de expresar cuánto es lo que puede significar de retorno económico para una sociedad.
La respuesta es de Mauricio Sánchez, profesor de ingeniería de la Universidad de los Andes, y uno de los responsables de Infraestructura Visible, proyecto estructurado para evaluar, medir, monitorear y dar respuestas claras frente a las necesidades de infraestructura que requiere el país. “Las obras que se han hecho son buenas, han funcionado, pero parecen responder a una emocionalidad”.
El punto de partida de la tesis del profesor Sánchez es que el país está saliendo de un desatraso en la materia. En ese orden de ideas, se ha creado una infraestructura más que necesaria, una infraestructura que “intuitivamente se sabía necesitaba el país, pero el interrogante que hoy hay que formularse es, ¿cuál debe ser la infraestructura para el futuro”, cuestiona.
Para Sánchez, hay consenso en que se necesitan obras, pero hay que evaluar cómo juega la ‘Data’ detrás de la infraestructura para saber cómo impactar de manera positiva donde más se requiere.
Y pone como ejemplo lo que ha pasado con la ausencia de información relacionada con el Censo Minero. Según el docente, este da cuenta de la existencia de 15.000 minas. No obstante, 6.000 no están georreferenciadas. “Cómo saber entonces, por ejemplo, cuántas personas, muchas de ellas mujeres, trabajan en estas”.
Una infraestructura para la paz, anota, es un asunto integral, que va más allá de una muy buena obra. Se debe apostar por proyectos productivos en zonas que han sido marginales pero que tiene potencial, y articularlos con la infraestructura nacional. Que la gente se concentre en hacer seguimiento y que existan proyectos productivos coherentes con una visión de futuro.
Al respecto, la multimodalidad del transporte hace parte del aspecto integral de las soluciones en infraestructura, por lo que hay tareas urgentes en materia de vías férreas y navegabilidad para ese fin. Según el profesor Guillermo Sinisterra, la planeación debe responder a esos desafíos, identificando dónde deben quedar los puertos de esos ríos navegables conforme a la productividad de las regiones.
Las decisiones se deben tomar con información objetiva a la mano. “Nuestras aspiraciones de ser un país desarrollado requieren que el país invierta en grandes proyectos, y ello dependerá de cómo somos capaces de usar la información para la infraestructura, conforme a cómo nos estamos imaginando”, concluye Sánchez.
*Enlazados por la Paz es una iniciativa de la Universidad Nacional, el CESA -Colegio de Estudios Superiores de Administración-, la Universidad del Rosario, la Universidad de los Andes, la Universidad de La Sabana, la Universidad de la Salle y la Universidad Javeriana, con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos.