La brecha invisible: ¿Por qué las mujeres aún no dominan los altos cargos en Colombia?

La brecha invisible: ¿Por qué las mujeres aún no dominan los altos cargos en Colombia?

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A medida que el debate sobre la equidad de género cobra cada vez más fuerza, se hace evidente que la representación femenina en altos cargos en lo público debe ejercer mayor impacto, para incidir favorablemente en las transformaciones que requiere el país.

En los últimos años ha habido avances significativos, que de hecho han sido mayores en los cargos de elección popular. Por ejemplo, la proporción de alcaldesas se ha mantenido estable para las últimas dos elecciones, aunque en la actualidad hay sólo una alcaldesa en una ciudad capital: Johana Ximena Aranda, de Ibagué.

En materia de gobernaciones, se ha recuperado terreno. Se pasó de dos gobernadoras a tener 6 mujeres que lideran sus departamentos. Y el Congreso pasó de tener un 20 por ciento de participación femenina a un 29% en la conformación del último Congreso.

En cuanto a la rama judicial se refiere, donde la llegada a las posiciones no se da por elección popular, el 53% lo ocupan hombres y el 47%, mujeres. El porcentaje es relativamente parejo. No obstante, cuando se ponen los reflectores sobre las altas cortes, sólo el 24% de las personas consejeras de Estado han sido mujeres, en la Corte Suprema el porcentaje es del 15%, y apenas 1 de cada 4 ha alcanzado la magistratura de la Corte Constitucional. Aunque la brecha no es tan alta en la participación de las mujeres en la rama judicial, la representación en los más altos cargos, los de decisión, es muy inferior. Pero, ¿por qué pasa esto?

Este fue uno de los interrogantes planteados durante el panel ‘La incidencia de la mujer en lo público y la política’, en desarrollo de una nueva versión (la cuarta) del Encuentro anual de Mujeres en Juntas Directivas, considerada la mayor conversación sobre DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) en el país, y que se realiza en Barranquilla. Este se propuso a analizar los diversos factores que juegan en esta ecuación.

Los factores socioculturales siguen afectando

Una de las panelistas, Natalia Abello, CEO de Ruta Costera, explicó que si bien las barreras -en general- se han ido reduciendo para la partición, es imprescindible liderar en el ámbito público. En su concepto, esta condición en particular ofrece oportunidades para allanar caminos hacia políticas públicas para favorecer la inclusión, no solamente de mujeres sino de otras poblaciones o minorías que históricamente han estado marginadas de las posiciones de liderazgo.

Nancy Patricia Gutiérrez, quien ha sido representante y senadora de la República, enfatizó que es necesario formar más mujeres para que dediquen más tiempo a lo público, como puerta de entrada para construcción de políticas que impulsen y garanticen derechos y equidad. “La participación en lo público no es lo mismo que tener un cargo público”, aseveró.

En Colombia, las dinámicas sociales y culturales siguen ejerciendo presión para que los cambios no se den con mayor celeridad.

En efecto, la labor del cuidado o el hogar es uno de los factores de mayor incidencia en el contexto para que mujeres y niñas tengan más y mejores oportunidades, lo que resulta clave para tumbar los paradigmas que afectan la posterior llegada de ellas a escenarios de poder y, por ende, de decisión.

La iniciativa de Empleo Hay, de la Cámara de Comercio Colombo Americana, ha logrado que cerca de 10.200 jóvenes de entre los 18 y 28 años tengan un empleo formal, y en donde algo más de la mitad, el 54%, son mujeres.

Pero esta también le ha permitido a esta institución analizar la otra cara de la moneda: los jóvenes y niños que ni trabajan ni estudian. En esa población que, según su directora, María Claudia Lacouture, puede sobrepasar los dos millones, el 76% son mujeres. Y la mayoría de esta proporción, 8 de cada 10 de ellas, no trabajan porque se ven en la obligación de dedicarle tiempo a los oficios del hogar. Y de este 80%, el 76%, expuso la directora de AmCham Colombia, no supera la secundaria.

Este tipo de condiciones pesa fuertemente en el resultado de una falta de equidad, porque no se distribuyen este tipo de labores de forma equilibrada.

Si las mujeres no pueden incidir en el sector público, y a través de política pública, aquellas que están en el mundo corporativo, en todo caso, deben ser sensibles ante el entorno para propiciar, al interior de sus organizaciones, y desde las áreas de sostenibilidad principalmente, actividades que puedan acelerar los cambios más allá de los muros de las empresas. De allí la importancia -también y fundamentalmente- del papel que juegan las cabezas de las organizaciones, en su mayoría hombres, que ocupan el grueso de los más altos cargos.

Tatiana Orozco, CEO de Arena del Río y panelista, sostuvo que la equidad de género en las organizaciones, como muchos otros aspectos, depende esencialmente de la cultura que se cultive en su interior. “Las mujeres tenemos que estar en todos los lugares donde se tomen decisiones, ya sea en el sector público o en el privado. ¡Pero hay que tener una voz!”, sentenció.