La primera estrategia es el autoconocimiento

La primera estrategia es el autoconocimiento

today

A menudo se habla de la importancia de acompañar a las organizaciones en su estrategia, pues se trata de ese conjunto de aspectos a través de los cuales las organizaciones establecen su norte para la consecución de objetivos. Pero muy poco se habla de acompañar la estrategia personal. Si la esencia de las empresas son las personas que las conforman, ¿acaso no es procedente entonces hablar de las estrategias personales?

En eso trabaja la administradora Ana Carolina Cárdenas, mentora de estrategia de carrera para profesionales, quien es una convencida de que hoy es más importante que nunca atender la estrategia personal.

“Es natural para el corporativo tener su estrategia competitiva, pero no lo es tanto en las personas, y se hace necesario porque el no tenerla genera una navegada por la inercia, hacia un norte que no existe”, explica.

El entorno laboral actual así como los factores que están incidiendo en sus dinámicas, obliga a tener unas fortalezas emocionales y actitudinales que no sólo están pesando mucho más que los conocimientos para enfrentar ese contexto, sino que además se pueden y se deben entrenar.

Con frecuencia, las personas entran en los llamados momentos de fricción, definidos como el conjunto de retos extremadamente altos, y para los que no se cuenta con las herramientas o habilidades para superarlos.

Dado que estos vienen con los cambios y que estos están ocurriendo más rápido que nunca, al punto que cuando los esquemas y modelos para afrontarlos van a ser aplicados ya están un paso atrás, hecho que resulta abrumador, los momentos de fricción parecen ser más acentuados, lo que da paso a dosis de frustración.

Por tanto, afirma Ana Cárdenas, invitada al más reciente y tradicional espacio de ‘Grandes Líderes’ del CESA, el paso imprescindible y primera estrategia es el autoconocimiento. Sin embargo, este depende de algo que poco se hace y que resulta esencial para avanzar en esos pedregosos caminos de la fricción. "Hablamos menos con nosotros mismos".

“Los profesionales y en general las personas no pasamos por un proceso de autoconocimiento. Y tenemos no sólo que hacerlo, sino además con altísima recurrencia, y hacernos preguntas muy profundas”.

En su concepto, los profesionales deben formularse por lo menos cuatro preguntas determinantes para lograr una evolución: cuáles pueden ser esas cosas que hacemos mejor que los demás, qué es aquello que mueve la aguja de nuestras emociones y nos da una energía particular y le hallamos sentido, qué personas nos inspiran y por qué (qué de ellas nos hace vibrar), y por último, cuál es el legado que queremos dejar o cómo buscamos trascender.

Desde estas cuatro preguntas los profesionales empiezan a hallar las respuestas para no transitar la vida laboral en inercia, sino desde la seguridad por el autoconocimiento.

Si bien el mundo de hoy demanda una gran adaptabilidad, si adaptarse o ser flexible genera frustración, es necesario reconocerlo para decirse a sí mismo: ‘este no es mi lugar para trabajar’. De nuevo, tomar dicha decisión liberadora es más sencilla si se tienen certezas de lo que se lleva adentro.