Despedida de último semestre: lecciones de empresa y de vida

Como una institución que los marcó profundamente hasta el último día, calificaron cinco jóvenes lo que significó su paso por el CESA en su propósito de convertirse en administradores de empresas.

Como consecuencia de la cuarentena decretada hace unas semanas, la tradicional ceremonia de grado no se llevó a cabo el día en la que estaba programada. Sin embargo, pocos días antes, el CESA organizó una emotiva despedida para más de 30 estudiantes de noveno semestre, que hoy ya están inmersos en el mercado laboral o haciendo planes para continuar estudios de posgrados.

Sofía García, Analista de Talento y Desarrollo en Alpina.

En palabras de Sofía García, hoy Analista de Talento y Desarrollo en Alpina, donde hizo sus prácticas, fue “una despedida que me llegó al alma, con conversaciones con empresarios que me demostraron aún más qué es ser CESA”.

Henry Bradford, rector del CESA.

En efecto, no solo se trató de un agasajo con actividades recreativas. También, de darle significado a lo que habían sido cuatro años y medio de aprender bajo los atributos del CESA: el emprendimiento, la ética, el liderazgo y la innovación. “Buscamos y buscaremos siempre experiencias diferentes que ayuden a la formación integral de nuestros jóvenes”, explicó el rector, Henry Bradford Sicard.

Por esa razón, además del reencuentro después de un año (tiempo en el que los alumnos están en práctica empresarial), en su último día los ‘estudiantes’ tuvieron la oportunidad de sentarse cara a cara con decenas de empresarios líderes, algunos de ellos también egresados del CESA, para conversar con ellos y recibir de su parte lecciones no solo de administración sino también de vida. “Diría que fue como un ejercicio de poner bajo la lupa buenos ejemplos y seguir ese rastro”, describió Juan Pablo Gutiérrez, ejecutivo de cuenta en Kantar, una consultora de investigación de mercados.

Dinámica de liderazgo.

Para Gabriela Silva, ahora Analista de Comunicaciones y Responsabilidad Social de Prosalon Distribuciones, retail de productos cosméticos, la despedida le dejó claro que en el CESA, más que con profesores, “aprendimos con verdaderos maestros”. Y encuentros de esta clase, con personas que llevan años en el mundo empresarial y con mucho por contar, “te permiten reforzar aún más la idea de responsabilidad que el CESA inculca”. El concepto de que ningún día, como administradores CESA, “podemos seguir haciendo lo mismo”. Siempre hay que cambiar.

Lecciones de empresa: lecciones de vida

Los participantes. En el centro, el baúl de las cartas.

En la dinámica, los estudiantes, al cabo de unos minutos, rotaban y cambiaban de asiento para dialogar con distintos CEO y directores: Juan Pablo Pradilla (Sajú), Juan Fermín Restrepo (Ladrillera Santa Fe), las hermanas Yvette y Denise Hakim (Hakims’ Pastry), Felipe Ángel Campo (Procolombia), Emilia Restrepo (Accenture), entre otros 40 empresarios.

Y si bien algunos estudiantes no precisan exactamente todos los nombres de las directivas con las que compartieron, sí tienen muy claro las lecciones que se llevaron.

David Lora hizo prácticas en Accenture, pero ahora está finiquitando la documentación para iniciar un posgrado en el exterior, una vez se estabilice la situación por el coronavirus en Europa. En su caso, se llevó dos lecciones. “Uno de ellos me dijo: ‘no importa lo compleja que sea una noticia, por mala que sea. Pero dígala sin rodeos. Con respeto, pero de manera franca y clara’. David lo recuerda esencialmente porque ese empresario ha trabajado durante años en el sector bursátil. “Me hizo ver la trascendencia de decir las cosas en el momento, porque en un entorno como en el que él está, un silencio o una demora en comunicar a un trading, por ejemplo, puede significar una acumulación de pérdidas millonarias”.

El mensaje a David Lora

Juan Fermín Restrepo (izq.), uno de los asistentes.

La segunda lección fue la de un empresario al que alguna vez le ofrecieron dinero para que aprobara algo que era irregular. “Lo que hizo fue retirarlos de su oficina y me dijo: “la ética por encima de todo. Uno sabe lo que es correcto y lo que no, y en asuntos de ética hay que ser radical. O es blanco o es negro”.

Sofía García, por su parte, resalta tres consejos de distintas directivas. El primero, que nada es definitivo. Todo puede cambiar y vivir cada momento al máximo. “(Él) tuvo tres quiebras, pero en ninguna pensó que iba a claudicar hasta que logró el éxito”. El segundo, que “ante una nueva oportunidad, no solo se trata de mirar el dinero, sino también qué tanto vas a aprender, porque tiene mucho más valor”. Y el tercero, que “el crecimiento profesional siempre hay que acompañarlo con un crecimiento espiritual y personal para que tenga sentido”.

Pablo Márquez, Ejecutivo de cuenta de Juan Valdez para Ecuador, Brasil y Malasia, no tiene duda de que si hay algo que cualquier estudiante que pasa por el CESA se lleva, es una actitud especial frente a los desafíos. “Comprobé que haber pasado por esta institución es casarse con una forma de vida: es ser recursivo, acostumbrarse a buscar soluciones; aprendes a mirar los problemas y las dificultades desde varios ángulos para encontrar salida. No te varas. Eso es ser CESA”.

Con una carta, escrita por cada estudiante, se cerró la despedida de noveno semestre. En ellas, los hoy administradores se escribieron a ellos mismos cómo se ven a futuro. Los estudiantes la describieron como una actividad trascendental porque “cada palabra que pones te hace pensar en lo que quieres. El camino que quieres seguir y cómo quieres superarte. Marca tu propósito en la vida”, concluyó Juan Pablo Gutiérrez.

En 5 años, ellos abrirán las cartas para volver por los pasos de sus sueños.