Mujeres en el poder corporativo: el largo camino aún por recorrer en Colombia

Pese a que Colombia ha hecho importantes avances en materia de participación de mujeres en juntas y -de hecho- el país es “ejemplo” para otros sobre las conquistas que se han logrado en este tema, las empresas de capital cerrado, aquellas que no cotizan en bolsa, tienen inmensos rezagos en la materia.

Los estudios que ha realizado el Centro de Excelencia en Gobierno Corporativo del CESA (CEGC) dan cuenta que mientras que en las empresas que cotizan en bolsa algo más del 23% no cuentan con mujeres en sus juntas, el escenario para las de capital cerrado indica que ese porcentaje es del 60%. 6 de cada 10 empresas no tienen ninguna mujer en sus órganos de gobierno.

Sin duda un hecho que tiene que encender las alarmas, si se tiene en cuenta que este tipo de organizaciones componen el grueso del tejido empresarial colombiano.

Esto, sumado al hecho que aún resulta indispensable que las mujeres ocupen el máximo cargo (presidenta de junta o CEO de la organización), que están llegando a las juntas en buena medida en posición de suplentes, que se requiere de un volumen de por lo menos tres mujeres por junta para lograr la llamada “masa crítica” capaz de generar cambios, y que para las minorías o etnias (como las mujeres afro) es natural -eventualmente- alcanzar el liderazgo en el ámbito público pero no en el corporativo, da cuenta que aún hay camino por recorrer como sociedad.

Así trascendió durante un evento organizado por el Club 30% capítulo Colombia y realizado en el CESA, tendiente a dar una mirada más integral a partir justamente de los avances en los últimos años, y que por ello tienen al país como punta de lanza en la región.

Cabe recordar que, para el caso de los emisores, Colombia pasó de una presencia de un 15% de mujeres en juntas en el 2018, al 22.3% en la actualidad. Un porcentaje -de lejos- sobresaliente en América Latina, donde el promedio es de 10.4%, según cifras manejadas por Deloitte. Incluso Colombia está casi tres puntos porcentuales por encima del promedio mundial, que es del 19.7%.

Para las 1.000 empresas cerradas más grandes, según los estudios del CEGC, la participación de mujeres en juntas es de un 20%, inferior a la proporción en los emisores.

Y en todo caso, tanto el CEGC como el Club 30% coinciden en que no basta con que las mujeres lleguen a juntas, sino que preferiblemente lo hagan en calidad de titulares y no de suplentes, y que no lo hagan en solitario.

Naturalmente, es necesario que las mujeres lleguen a los puestos principales de las juntas directivas porque es donde se hace el mayor aporte y la mayor contribución.

“Cuando las mujeres son las ejecutivas principales movilizan también el cambio, y hay una correlación -también- frente al hecho de que hay más mujeres también en juntas”, explicó la docente investigadora María Andrea Trujillo Dávila, codirectora de CEGC.

Persiguiendo dicho objetivo, en los dos últimos años se han logrado ligeros avances al reducir la suplencia de ellas en las juntas, al pasar de un 26.2% al actual 23.1% de mujeres como suplentes.

Por otro lado, en las empresas cotizantes en Bolsa, contexto de los mayores avances, 42 juntas (el 32.3%) tienen apenas una mujer.

Este punto también resulta un desafío, pues los estudios demuestran que la proporción del 30% logra constituir la masa crítica que, como la fisión en la física que deriva en reacciones en cadena, resulta suficiente para propiciar una transformación.

En los últimos cinco años los esfuerzos del Club 30, el CESA y otras organizaciones que han estados detrás de este activismo por la diversidad y la inclusión, han logrado que 17 empresas emisoras tengan por lo menos ese porcentaje de mujeres en sus juntas.

En 2018, 20 juntas en Colombia tenían el 30% de mujeres, y a hoy son 37 las juntas directivas que cuentan con ese porcentaje -o más- de participación.