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Paide, un escenario que refleja las ventajas de una formación personalizada

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10 Oct 2018

Tras dos semestres de Administración de Empresas en una reconocida universidad, María Paula Arévalo optó por seguir su carrera en el CESA. Consideró que esa era una mejor decisión.

Sin embargo, llegó con algunas inquietudes. No sabía si podía homologar materias y si por alguna razón debía asumir costos adicionales por créditos de algunas asignaturas, ante un viaje de intercambio programado.

Ventajas de una formación personalizada

María Paula Arévalo acudió al Vicerrector Administrativo y Financiero, que es además su consejero dentro del Programa de Apoyo Integral dirigido al Estudiante, Paide.

Su consejero no solo la remitió al área encargada, sino que además le expuso varias consideraciones para que no se retrasara en vista de su intercambio, hecho que le permitió acomodarse de la mejor manera y no verse afectada en lo académico.

Mateo Torres no tuvo la misma duda, pero sí muchas otras. En su caso se ha apoyado en otra consejera: Marcela Moreno Pardo, directora de la Oficina de Egresados del CESA.

“A uno le surgen preguntas por muchas razones. Pero la ventaja con los consejeros es que eso te da seguridad en los temas. Uno habla con ellos y tiene claridad, y eso genera confianza”, explica el estudiante de quinto semestre, y agrega que su consejera está pendiente de cómo le va en los parciales en las materias en las que no es tan fuerte.

Por otro lado, Tatiana Ángel, de cuarto semestre, señala que en el caso de su consejero, Diego Bolívar, director de deportes del CESA, le ha ayudado a tomar mejores decisiones. “Creo que me hace caer en la cuenta de qué cosas no puedo dejar de lado. Como que centra. Me aterriza”.

Al igual que ellos, el resto del estudiantado que ingresó al CESA en 2016 ha tenido la oportunidad de estar en Paide, espacio promovido por el área de Bienestar. Una de las ventajas de una formación personalizada.

Parte de la integralidad

El Paide es un servicio que les brinda el CESA a sus estudiantes como parte de la estructura de la educación personalizada que incentiva la institución, y que tiene como fin acompañar y aconsejar a los alumnos para que su formación sea integral.

María Teresa Sánchez, directora de Bienestar, sostiene que se cumple con ese propósito cuando se parte de la premisa de lo que implica la personalización. “Partimos de la base de que cada persona, cada estudiante, son distintos; lo que significa que tienen necesidades distintas y apoyarlas hace parte de la formación integral en el CESA”, destaca.

Actualmente, son 22 los consejeros que hacen parte del Paide y apoyan a los estudiantes que en algún momento dado requieren orientación o acompañamiento, y al que acceden de manera voluntaria. Los consejeros son del primer y segundo nivel directivo de la institución.

Paide tiene tres características muy definidas: es de cooperación y la proactividad del estudiante es esencial, es continuo (por lo que requiere un tiempo de encuentro específico) y es un espacio donde escuchar es lo trascendental.

No es un espacio académico, ni de momento sancionatorio por cualquier motivo que lo amerite. No es tampoco para hacer amigos ni paternalista (pues no se trata de niños sino de jóvenes universitarios que se están formando para ser profesionales) y -principalmente- no es un escenario de asesoría psicológica ni psicoterapéutica.

De hecho, uno de los deberes de los consejeros es comunicar a Bienestar cuando aparece un caso sensible o complejo para que haya una asistencia psicológica profesional.

Cero invasivo

Uno de los consejeros que ha trabajado de la mano con 20 estudiantes, destaca que procura ser lo menos invasivo posible, aún si los estudiantes abren esa puerta de confianza.

Subraya que se centra en anticiparse a la deserción, en caso de que el estudiante vaya mal, ante lo cual “recomiendo que vaya a los centros de apoyo de la institución como SUMA o DIGA”, creados para fortalecer falencias académicas del estudiantado, específicamente en matemáticas y comprensión oral y escrita, respectivamente.

Para Marcela Moreno, consejera en el Paide, este espacio no solo resulta beneficioso para los estudiantes -que es lo primordial-, sino que también termina enriqueciendo a los propios tutores.

“El contacto con ellos, saber lo que piensan, qué es lo que les preocupa, entender su día a día y cómo es la juventud hoy, termina siendo enriquecedor, más cuando uno es padre o madre de familia”, concluye.