Pitillos de trigo, el gran producto en la feria de espíritu emprendedor

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19 Nov 2018

Porque también es trascendental que los artesanos tengan apoyo, Pitrigo: pitillos de trigo 100 por ciento biodegradables. Mejor sensación, mejor impacto.

Con esta frase podría resumirse toda la esencia que encierra Pitrigo, el modelo de negocio más sobresaliente durante la Feria de Espíritu Emprendedor del CESA –Colegio de Estudios Superiores de Administración- del segundo semestre de 2016.

El concepto en su integralidad, el proceso de validación, así como los de votos obtenidos, fueron los elementos que convirtieron a ‘Pitrigo’ como el proyecto más sobresaliente, de un total de 26 exhibidos durante el evento.

Durante la feria asistieron 1.096 personas, cuya mayoría de votos fueron para Yakú (223 votos), Pitrigo (207), Plaxtil (200), Life Leaves (197) y Green Health (176).

También se destacaron por proceso de validación, así como por nota académica, Case Clean, Photocatch, Frad, Un Quinto y Cítame.

El rector del CESA, Henry Bradford Sicard, destacó todo el empeño y trabajo de cada uno de los 26 trabajos; y subrayó además el hecho de que un producto tan común como los pitillos haya ocupado un lugar preponderante dentro de las propuestas. De hecho, dos grupos más desarrollaron propuestas con productos similares. Sin duda, se trata de señales muy claras de “buscar oportunidades de innovación derivadas de una conciencia sobre las necesidades del medioambiente”, resaltó el rector durante un panel sobre responsabilidad social empresarial y sostenibilidad en el CESA.

En efecto, el origen de Pitrigo combinó dos factores asociados a la sostenibilidad. De un lado, la problemática de contaminación que se deriva de los pitillos plásticos. De otro, la oportunidad de crear valor para comunidades de Nariño que trabajan con el tamo o tallo del trigo.

En 2015, por iniciativa de la ONG Ocean Conservancy para recoger basura en las playas del mundo, se reunieron 18 millones de toneladas. Y los pitillos plásticos resultaron ser el quinto residuo más recogido con cerca de 439.000 unidades. Videos de organizaciones ambientales han evidenciado la ingesta de estos elementos por animales, especialmente tortugas; y estudios de la Agencia Científica de Australia han dado cuenta de que seis de cada diez aves tienen algún elemento plástico en su estómago, y que por lo menos el 90 por ciento de las aves lo ha ingerido alguna vez.

Los autores de Pitrigo, Laura Martínez, Daniela Saenz, Francisco Quintana y Felipe Medina -de cuarto semestre-, recabaron información según la cual la elaboración de un pitillo tarda un minuto, se usa en promedio 15 minutos, pero su degradación puede ocurrir entre los 100 y 1.000 años.

Pero los jóvenes también se enfocaron en un modelo de negocio para incentivar la producción local.

Comunidades de Nariño usan el tamo para las artesanías. Con la elaboración de pitillos se le encuentra funcionalidad, se reduce el desperdicio en esa actividad, y se apuesta por respetar el ambiente porque es un elemento biodegradable.

Una vez se ha dado la cosecha y la separación, el tamo se lleva hasta el centro del país, se somete a un proceso de secado, se realiza un moldeado por medio de calor y se usa una laca no tóxica para brindarle impermeabilidad y resistencia adecuada.

Dentro de los factores de validación, el producto resultó consistente con lo que las personas hoy desean, que estarían dispuestas a pagar un valor adicional, y que también recomendarían. El 75 por ciento de los encuestados declaró estar dispuesto a abandonar el pitillo plástico –por el potencial daño ambiental-frente a Pitrigo (para la elaboración del prototipo final), mientras que el 85 por ciento lo calificó como un producto ‘excelente’ durante la experiencia de uso y el 15 por ciento como ‘bueno’.

Los jóvenes emprendedores reconocieron en la comunicación permanente con el mentor el positivo impacto del proyecto, pues esta les permitió “aterrizar” un largo etcétera de aspectos del modelo de negocio. Desde lo gastronómico hasta la filosofía ambiental.