Renovando la educación rural con emprendimiento
El Centro de Innovación, Liderazgo y Emprendimiento del CESA, CREA, puso en marcha un par de programas piloto que buscan apoyar modelos para una educación de calidad en la ruralidad colombiana, como una oportunidad para que muchos jóvenes mejores sus vidas, así como desarrollar habilidades y mentalidad de emprendimiento en ellos.
Ser efectivos para generar efectivo y Educación en alimento, como se conocen estos pilotos, se desarrollan con estudiantes de secundaria del colegio La Leona, ubicado en Cajamarca (Tolima), y que se entregó -renovado- hace un año.
La reconstitución de La Leona, una historia de paz
La historia del colegio La Leona se remonta al contexto del Proceso de Paz firmado en la década anterior en Colombia. Una de las aristas de este, que los recursos privados pudieran llegar a las zonas más afectadas por el conflicto interno.
Esta decisión se enmarcó bajo el rótulo ‘Obras por impuestos’. Muchas empresas le apostaron a poner parte de sus recursos -a cambio de impuestos- en infraestructura de equipamiento. Los colegios hacen parte de este tipo de obras, y fue así como una emblemática empresa (Crepes & Waffles) aportó a la recomposición de esta institución, que estaba en alto riesgo de derrumbe.
No obstante, la famosa cadena de restaurantes ya tenía relación con este municipio del centro-occidente tolimense, a menos de una hora de la vecina Ibagué, la capital departamental.
La empresa tiene una antigua relación comercial con Cajamarca, un dispensario agrícola del país, donde le compra productos a sus asociaciones de campesinos, en su mayoría arracacha y limón mandarino. Esta relación ha hecho que a lo largo de los años los comerciantes del municipio se inserten en una dinámica de formalidad, que por deber seguir unos estándares resulta clave para que crezcan, no sólo en el sentido económico sino de mentalidad, en el mercado.
Estos esquemas, donde privados aportan a lo público, potencian tres aspectos: el compromiso con una obra pública de calidad, la creación de lineamientos de la construcción de colegios públicos rurales, donde las condiciones son distintas a las de la ciudad, y ofrecer —y probablemente esto sea lo de mayor trascendencia— un impacto favorable en lo pedagógico.
En efecto, se trata de que alternativas plausibles como estas no se queden exclusivamente en la construcción de una obra pública efectiva, sino que además sea eficaz; esto es, que permita ser un adecuado sensor para identificar retos y oportunidades frente a una calidad educativa: ¿cómo están los profesores?, ¿cuáles son los resultados de sus estudiantes (Pruebas Saber y Aprendizaje)?, ¿qué pasa con los estudiantes una vez se gradúan?, ¿tienen posibilidades reales de acceder o no a la universidad?, entre otros interrogantes.
De hecho, se logró identificar un patrón desfavorable. Una deserción marcada a partir del 8vo. Grado en el colegio La Leona, en buena medida por la tradicional labor agrícola de su entorno. Y es que muchos jóvenes se inclinaban por ayudar a sus familias con las labores del campo.
Una herramienta para luchar contra la deserción
Asociado a emprendimiento, Ser efectivos para generar efectivo es un escenario para que los jóvenes de este colegio adviertan que tomar el camino del estudio, de la permanencia en las aulas, vale la pena porque ofrece grandes oportunidades para sus vidas actuales y futuras.
Emprender no visto como formar una empresa, sino como una mentalidad que promueva su curiosidad, liderazgo, y determinación para trazar planes y objetivos que los lleven a arriesgar y a luchar con propósito. Después de todo, esto es el emprendimiento.
Dado que el currículo de la educación pública en Colombia tiene temáticas transversales (desde prescolar hasta grado 11), y en la que una de ellas es el emprendimiento, resulta clave abordarlo como matriz de entendimiento sobre el contexto, la identificación de sus barreras y oportunidades, cómo superar las primeras y capitalizar las segundas, cómo responden los estudiantes, entre otros aspectos.
Este piloto se realiza con cerca de 60 estudiantes de tres grados de La Leona: 8°, 9° y 10°. Los estudiantes desarrollan en talleres una idea de negocio desde cero, bajo el entorno que conocen. A partir de su realidad, idean una solución, la prototipan, y la llevan al mercado.
De lo que se trata es que los estudiantes no tengan un proyecto que se quede en una cartelera, sino que tengan la experiencia de cómo sería llegar a un mercado real lo más rápido posible. Esta es la razón por la cual hasta tres grupos de estudiantes de este colegio podrían participar en la próxima feria de espíritu emprendedor del CESA, en noviembre. Será durante la primera semana de este mes cuando se conozcan los participantes de La Leona.
Cocina: un aula viva por brindar aprendizaje desde las experiencias
Por otro lado, la renovación física de La Leona permitió reactivar espacios. Uno de ellos es la cocina, escenario donde se pueden potenciar habilidades emprendedoras asociadas al ciclo de los productos agrícolas, que en todo caso no excluyen iniciativas distintas a la producción de alimentos. Esto es cierto en la medida que los productos que da la tierra, así como sus actividades relacionadas, pueden tener transformaciones para terminar en algo distinto a un gran plato en un menú. Dicho en otras palabras, los talleres de Educación en Alimento convierten la cocina en un aula viva donde los estudiantes interiorizan, de manera experiencial, los conceptos tratados en materias como biología, matemáticas, química, entre otras.
Estos pilotos representan un esfuerzo concertado para redefinir la educación rural, no como una simple alternativa, sino como una plataforma de oportunidades reales y sostenibles. Así mismo, constituyen un factor para que la educación y el emprendimiento puedan ser motores que impulsen a jóvenes colombianos a un futuro mejor, cimentado en la capacidad de transformar sus entornos y sus vidas.