Trabajo infantil y explotación commodities
Commodity Booms, Human Capital, and Economic Growth. An Application to Colombia.
La evidencia empírica ha presentado de manera clara el comportamiento pro-cíclico del trabajo infantil y los shocks inesperados en el ingreso de los hogares.
Es decir, ante variaciones positivas en los ingresos de los hogares, generados por la explotación de algún tipo de recurso natural que ha mejorado los precios, estos retiran los niños del sistema educativo para incorporarlos a las labores productivas y tomar ventaja del auge temporal en la producción de este tipo de bienes.
La desescolarización temprana de los niños y la baja tasa de retorno al sistema escolar, posterior al auge de los ingresos, reduce la formación de capital humano de los países, lo que en el largo plazo afecta negativamente el crecimiento económico y, como consecuencia, los niveles de bienestar de la población.
Este efecto ante choques positivos de precios de los productos básicos ha sido evidenciado en países como Tanzania, Costa de Marfil y Brasil, tras variaciones en los precios de productos agrícolas como el cacao, coco o el café (veáse Beegle, Dehejia and Gatti (2006), Cogneau and Jedwab (2012) y Krueger (2007) respectivamente). En Colombia, estudios como el de Santos (2014) muestran este tipo de relación para algunas zonas tras los buenos precios del oro en la primera década del 2000.
Nuestra investigación por su parte ha encontrado que los buenos precios de los productos minero-energéticos entre 2008-2014 generaron este tipo de efecto en la economía colombiana. Este choque externo elevó los niveles de trabajo infantil a su punto más alto en el presente siglo, llegando a tener más de 1.4 millones de niños trabajando en el año 2014. Este resultado, promovido en parte por los mismos padres de familia, es consecuencia no solo de la participación directa de los infantes en la producción de bienes relacionados con los sectores minero-energéticos, sino también de su participación en sectores complementarios como el de servicios a través de empleos en hoteles, restaurantes, lavanderías, etc., en zonas de explotación minera y petrolera.
Estos incrementos en la desescolarización tienen un efecto perverso sobre los niveles de capital humano en las regiones de explotación minero-energéticas. Limitan la diversificación de la producción en estas zonas, postrándolas a vivir de las mismas actividades de producción que históricamente han vivido e incrementando su vulnerabilidad ante la volatilidad de los precios internacionales de este tipo de bienes.
Ante este escenario negativo que pueden generar las variaciones de los precios internacionales de los productos minero-energéticos en países altamente dependiente de este tipo de productos, nuestra investigación ha encontrado que las acciones de política pública, que eviten la desescolarización de los niños en estas zonas, pueden ayudar a reducir los efectos negativos de este tipo de bonanzas. Particularmente, hemos encontrado que algún tipo de transferencias condicionadas por parte del gobierno podrían evitar el abandono escolar, mejorar los índices de nutrición y –además- elevar los futuros niveles de capital humano en estas regiones, logrando diversificación de la producción y mayor crecimiento a largo plazo.
Este tipo de política sería una herramienta bastante eficaz en evitar algunos de los efectos negativos de los auges minero – energéticos, o como son conocidos en la literatura, las mal llamadas “maldiciones” de los recursos naturales.
Iader Giraldo Salazar***Docente-InvestigadorCESA*
ReferenciasBeegle, K., Dehejia, R., and Gatti, R. 2006. Child Labor and Agricultural Shocks. Journal of Development Economics. 86:80-96.
Cogneau, D. a. (2012). Commoditiy price shocks and child outcomes: The 1990 cocoa crisis in Côte d’Ivoire. Economic Development and Cultural Change, 507-534.
Krueger, D. (2007). Coffee production effects on child labor and schooling in rural Brazil. Journal of Development Economics, 448-463.