Un legado de sabiduría y compromiso: la vida de Francisco Mejía Vélez (Q.E.P.D)

En el corazón de Yarumal, Antioquia, nació el 27 de diciembre de 1928 un hombre que habría de dejar una huella imborrable en el panorama empresarial y educativo de Colombia. Hijo de Alejandro Mejía Posada y Elvira Vélez Fernández, Francisco Mejía Vélez supo desde temprana edad que su destino estaba ligado al crecimiento y desarrollo de su tierra natal y del país.

Tras concluir sus estudios de Economía en la Universidad de Antioquia, Francisco Mejía se unió a Corona, compañía que se convertiría en el lienzo en el que plasmaría su visión y liderazgo.

Desde sus primeros días como jefe de ventas, demostró una pasión por la excelencia y una habilidad innata para los negocios. Pronto, su determinación lo llevó a poner en funcionamiento la fábrica de azulejos y porcelana sanitaria en Madrid (Cundinamarca), llevando a Corona a ser una de las compañías más emblemáticas del país, y reconocida por los colombianos.

No se limitó a ser un líder dentro de los muros corporativos, sino que se convirtió en un artífice del progreso industrial y económico de Colombia. Fundador y miembro de instituciones clave como Incolda, la ANDI y el Instituto de Ciencia Política, su influencia se extendió a los cimientos de la industria, la administración, la economía y la política. Su visión trascendió las fronteras de la empresa, y se manifestó en leyes fundamentales como la Ley 100 y la Ley 50, que transformaron y moldearon la nación.

Francisco Mejía no solo fue un maestro en los caminos de los negocios, sino también en las aulas universitarias. Su compromiso con el futuro de Colombia lo llevó a cofundar EAFIT e INCOLDA, instituciones que se erigieron como pilares en la formación de administradores y líderes empresariales. Su labor se extendió a la creación de la Facultad de Ciencias Económicas en el Gimnasio Moderno, y posteriormente al nacimiento del CESA, en Bogotá. Su experiencia en alta gerencia lo convirtió en un profesor ejemplar de Presupuestos, traspasando su sabiduría a las futuras generaciones.

La conexión de Francisco Mejía con la educación trascendió más allá de sí mismo. De hecho, sus propios familiares se convirtieron en un testimonio vivo de su legado, transitando los caminos de la formación académica, el liderazgo y la dirección de importantes organizaciones.

Hoy, Francisco Mejía sigue vivo en el alma del CESA, donde su nombre adorna una de las casas de La Merced, como un recordatorio imborrable de sus aportes a la sociedad. Su influencia perduró por años en la institución, siendo un consejero especial para los rectores que continuamente buscaron sus sabios consejos. Su pasión por la innovación es un eco constante que guía el camino del CESA hacia el futuro.

La vida de Francisco Mejía Vélez es una historia de dedicación, compromiso y visión que se entrelaza con los hilos del desarrollo empresarial y educativo de Colombia. Su legado perdurará a través de las generaciones que se benefician de sus esfuerzos, y cuyo liderazgo continúa aportando al ecosistema productivo del país.