Un tercio de los empleados formales colombianos: ¿al borde de la pobreza multidimensional?
Aunque las condiciones de empleabilidad formal hacen parte de lo que muchos en el país podrían considerar como un lujo, una tercera parte de los que gozan de esta forma de empleo es pobre vulnerable.
Esa situación de empleabilidad le permite a una de cada tres personas estar por encima de la línea de pobreza monetaria, pero sus condiciones hacen que esté a punto de ponerse por debajo de esa línea, lo que las acerca a la llamada pobreza multidimensional.
Si bien se redujo la pobreza multidimensional en el país entre el 2021 y el 2022, al pasar de 19,1%, al actual 12,9%, podría ser precipitado no hablar de pobreza para quienes tienen un empleo formal.
En efecto, condiciones como el hecho de que hay hogares de 4 o 5 personas y solo una de ellas, con salario mínimo, hacen difícil que esté por encima de la línea de pobreza. Hogares con hijos que evidencian rezago escolar (uno de los efectos de la pandemia) o algún hijo(a) desescolarizado (a), son circunstancias que empiezan también a puntuar negativamente.
Así se puso de presente durante uno de los foros que trató el tema este jueves, en desarrollo del Tercer Encuentro Anual de Liderazgo de Mujeres en Juntas Directivas, organizado por el CESA, y que se desarrolla en Cali.
El tema fue expuesto por Roberto Angulo, socio fundador de Inclusión, consultora que diseña e implementa instrumentos y estrategias para el desarrollo y la reducción de la pobreza, pero que está poniendo la lupa sobre el tejido empresarial.
Y es que cuando se habla de indicadores de país, entre estos los asociados a la pobreza multidimensional y monetaria, es el departamento de estadística del Estado colombiano, el DANE, el que lidera la conversación.
Sin embargo, dentro de los desafíos a los que se enfrentan las organizaciones y, particularmente, el gobierno de las empresas, está el de conocer más sobre la pobreza que puede existir al interior de sus organizaciones, y qué tanto las puede afectar para mejoras sus condiciones de productividad y ser más competitivas.
Las mediciones del DANE son estadísticas, y se sabe de la pobreza de todo el país, las ciudades, los departamentos. Sin embargo, las empresas también pueden tener la iniciativa de entender y poner ese lente de alta resolución en su interior.
Aunque Roberto Angulo refiere que aún es temprano para hacer conclusiones generalizadas del sector empresarial, y en todo caso, se trata de información con cláusulas de confidencialidad, lo clave es que estas evaluaciones empiezan a dar pistas sobre otras maneras como pueden operar las organizaciones conociendo eventuales señales de pobreza desde su interior. “Sí están mejor los que tienen empleo formal que los que no lo tienen, pero eso no quiere decir que automáticamente dejen de ser pobres”, añade.
Cada empresa genera conclusiones propias, pero lo positivo es que para todas aplica el hecho de que se generan cartas de navegación para sus políticas de bienestar.
Dos premisas soportan políticas de este tipo: si los trabajadores están bien no solo se mejora el clima laboral (lo que es intrínsecamente bueno), sino que se aporta a la productividad; y la segunda es la ganancia social que aporta la empresa. Hoy las compañías no solamente son valoradas por su rentabilidad financiera. Son valoradas, especialmente las que cotizan en bolsa, por los impactos ambientales y sociales que logran.
En eso por lo menos ya han empezado a trabajar algunas organizaciones pertenecientes a los sectores de Salud, Educación y Oil & Gas, y que fueron citadas como casos que comienzan a ser referentes para otras empresas.
Una IPS que se lanzó a conocer la pobreza del entorno de su área de influencia, la Universidad del Norte de Barranquilla, Uninorte, para conocer señales de pobreza entre sus empleados, igual que como lo hace el DANE, así como Naturgas y Promigas, interesadas en entender más cómo la operación del gas natural puede aportar a la reducción de la pobreza.
Promigas, por ejemplo, está trabajando en evaluar la pobreza a través de un índice, teniendo en cuenta la transición energética.
Para Angulo es claro que el sector Oil & Gas es uno de los más críticos, pues se mueve dentro de un dilema: los beneficios para la economía de la exploración de estas fuentes energéticas, pues no parece que el país pueda dejar de depender aún de gas y petróleo, y dicha transición.
“Cualquier decisión de transición energética también puede desequilibrar la reducción de la pobreza. Entonces ahí el sector le interesa cambiar su estrategia y su narrativa, entendiendo cuál es el papel del gas natural en la reducción de la pobreza”.
En ese mapeo que se viene haciendo al interior de las organizaciones están apareciendo factores de preocupación para las empresas, y que podrían incidir en la pobreza. Temas de salud ocupacional, de salud mental (estrés), y en general la salud de los jóvenes, específicamente de los hijos de los empleados y cómo los está afectando como colaboradores en las empresas.