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Una neuroresiliencia para la productividad

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23 Jul 2020

Sobre cómo generar una neuroresiliencia productiva para la fase de pospandemia habla el psicólogo y magíster en comunicación Mario Sigifredo Huertas.

Y aborda el tema de cara a los desafíos que se vislumbran una vez la sociedad salga de esta crisis. Cuatro tipos de escucha y algunos interrogantes que se deben formular los líderes en las organizaciones, hacen parte de las pistas para enfrentar los retos por venir.

En esta entrevista, Mario Huertas habla de las razones por las cuales, desde el punto de vista de la neurología, los seres humanos entran en crisis. Y también da las claves para poder afrontarlas.

En un reciente foro titulado Reinvención para la reactivación, el presidente de Fasecolda y docente del CESA, Miguel Gómez Martínez, destacaba que las personas, cuando por diversa razones deben hacer cambios viéndose obligadas a salir de su zona de confort, etiquetan esta situación como crisis.

El cerebro es confortable

Recuerda Mario Huertas, profesor en la Maestría en Dirección de Marketing así como de Neuromarketing -entre otros espacios de Actualización de Conocimientos (Formación Ejecutiva)- que la palabra crisis viene del griego Krísis, ‘decisión’.

Y es justamente la operación del cerebro para decidir la que altera su confort. En efecto, el cerebro interioriza conductas, sensaciones, situaciones, que una vez aprendidas le brindan adaptabilidad, y con ella automatismos que lo hacen entrar en armonía que no le interesa cambiar.

En esta pandemia, agrega, el cerebro admitió no acoplarse, por lo que quedó obligado al cambio. “Ello le genera un sufrimiento fisiológico porque hay que hacer búsquedas desconocidas, que son las respuestas que el cerebro no había automatizado”, explica.

En concepto de Huertas, este estado de confort neuronal se acentuó por algunos factores en de la globalización, caracterizada por un torrente de videojuegos, de realidad virtual, de viajes, entre otros estímulos digitales, “que nos sumergió en una anestesia de altísimo placer, y en la que al cerebro le costó escuchar para estar alerta.

Y añade que “otras especies no pierden la capacidad de estar alerta. Nosotros a veces la perdemos, e incluso la capacidad de prever que el escenario pueda cambiar”.

4 formas de escucha como resiliencia

Hoy se experimentan momentos de tensión y el cerebro es, probablemente, el primer respondiente.

Cuando la gente está confinada se inflaman las neuronas del área emocional, que activan estados como la agresividad.

Escucha activa

Bajo ese contexto es clave la escucha activa para que se descarguen esas emociones. “Las fiestas que hoy vemos los fines de semana, son una muestra de esas descargas, pero no la única manifestación”, refiere el profesor Huertas.

Escucha de los hechos

Esta forma de escucha incide favorablemente en que la gente sea más receptiva y sea consciente frente a los hechos.

Escucha empática

Esta posibilita reflejarse en el otro para entender y hallar salidas. “Hoy hay jefes muy estresados, erráticos, porque solo están pensando en la retorno de la inversión”. Y ciertamente, este “es el momento de servir más que de rentabilizar”, dice Mario Huertas.

Escucha generativa

Propicia las condiciones para lograr una atención profunda y consciente, que facilita tomar decisiones acertadas.

Interrogantes y otros factores para decisiones estratégicas

Mario Huertas también hace referencia a una serie de interrogantes clave a través de los cuales se puede hallar el camino de la neuroresiliencia.

  • ¿Cuál es el propósito? Es entenderlo en su día a día y en múltiples dimensiones: personal, laboral y familiar.

  • ¿Quién soy? Autoconocerse es fundamental. En palabras de Esteban Morín, “me dice cuánto hago conexión conmigo, con lo que quiero ser y con mi propósito. Cuando uno se conecta con sí mismo, todo es mucho más fácil”.

  • ¿Qué necesidades tenemos? Además de estar dando lecciones de humildad, la pandemia evidencio para cada quien las necesidades en sus justas proporciones. Ello es matriz para necesidades generales, incluso las de las empresas para operar con mayor eficiencia de recursos.

  • Un escenario para descubrir capacidades de neuroresiliencia y pasar de un estrés depresivo a un estrés productivo.