Vivir para aprender a re-aprender
El cotidiano devenir productivo, en el que algoritmos, AI, robots, entre otros, avanzan más rápido que los modelos de educación tradicional, obliga a la academia a volcar los procesos de aprendizaje hacia los escenarios de las industrias.
Bajo dicho contexto, serán otras competencias y otras habilidades las que marcarán los rasgos profesionales: la interacción cultural, la comunicación (tanto desde el lenguaje como del encuentro humano), la adaptabilidad (esencial para actuar con mayor velocidad y seguridad), la construcción de buenas decisiones (para conducir tecnologías y conocimientos nuevos que aporten en la generación de valor para todo el ecosistema) y, especialmente, la agudeza del pensamiento crítico y ético, que debe regir la mente de las personas de empresa y de los ciudadanos en general.
Lea más apreciaciones sobre el tema de la docente investigadora del CESA Marta Lucía Restrepo Torres, en esta crónica aparecida originalmente en La Nota Económica, tras visitas a varias empresas en Italia con los estudiantes del MBA.