Aprender a aprender
A tres semanas de culminar el semestre académico, es momento de empezar a realizar balances de los retos que impuso en el ámbito educativo enfrentar la pandemia. Uno de ellos: aprender a aprender, asociado no solo a lo disciplinar sino al confinamiento forzoso.
Y hubo valentía de todos. Desde el niño de la vereda lejana a quien le cambio su rutina diaria por más trabajo y nuevas formas de aprender, hasta cada uno de los miembros de las comunidades universitarias en las ciudades.
Al inicio, los retos se plantearon en términos de aceptar la pérdida, el cambio y la nostalgia de todos los momentos de encuentro. Sin embargo, poco a poco se perfilaron diferentes lecturas, apareciendo las ganancias privilegiadas de toda crisis.
- El nuevo ermitaño: el ser humano que configuró la pandemia.
- Los cambios del consumidor colombiano. Es en este contexto en el que se podrían analizar, por lo menos, tres desafíos y sus particularidades: libertad, valor del tiempo y foco.
Autonomía
La libertad de moverse, reunirse, sentirse autónomo y totalmente ciudadano del mundo.
Bajo las circunstancias como las vividas con la pandemia, el concepto de libertad cambia, se transforma, y adopta una forma extraordinaria que se percibe en las clases: libertad de pensar, escribir, opinar, participar, expresarse y relacionarse con el otro por otros medios donde la creatividad se vuelve social y sujeta a nuevas mediaciones.
Rutina
La dinámica del tiempo. De ser productivos por principio y convicción del conocimiento. Vencer la resistencia a hacer la tarea, a producir el entregable, a dar lo mejor de si mismo, cuando el entorno se siente denso y pesado. La rutina pasó a ser aliada del conocimiento: ritmo diario para estudiar, para investigar, para preguntar y cuestionar, para participar y conocer. Se ha advertido en los últimos meses, cuando las preguntas y afanes de los estudiantes se expresan a todas horas por el whatsapp y otros mecanismos de contacto. Se ha observado la rutina expresada en buen manejo del tiempo y la planeación de agenda, que también han dado como resultado productivas reflexiones.
Foco
Concentración a toda prueba. Centralidad en lo fundamental. Este periodo aportó al proceso formativo el desarrollo de la competencia de una escucha presente y activa; de convocar a los otros en escenarios para hacer las tareas y trabajos de manera eficiente y pronta. Estar presente y activo se convirtió en la virtud obligada de comprender, experimentar, ensayar y participar.
Finalizando el ciclo, estos tres retos que preocupaban en las aulas digitales, se transformaron en nuevas competencias de estudiantes y trabajadores, adquiridas día a día, y forjadas a veces con dificultad y duda, y otras de manera inconsciente.
Ahora, al final del proceso del semestre, cuando ya se reconocen más las voces con nombres propios que los rostros que las cámaras se robaron y las señales mediocres de Internet cancelaron repetidas veces, solo hay espacio para la admiración.
Éxito en la cuesta arriba… Falta poco.
Martha Lucía Restrepo Torres, docente CESA.