Cómo la rutina diaria puede ser matriz para una apropiación del consumo sostenible
Desde el año 2016, con la definición de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre ellos el ODS 12 (Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles), lograr un consumo que permita hacer un uso responsable de los recursos naturales, y que garantice el bienestar y la calidad de vida de esta y las futuras generaciones, ha sido un propósito común para múltiples actores. Y aunque la definición del consumo sostenible se ha propuesto desde hace cerca de 3 décadas (Ofstad et al., 1994), el concepto ha cobrado relevancia durante los últimos años, vinculándose en el discurso de los medios de comunicación, los gobiernos, las empresas y, por supuesto, la academia.
Cambiar hábitos, incluidos los patrones de consumo, es una tarea que no es fácil y su posible arraigo muchas veces lleva a que tome un largo tiempo desarrollar nuevos comportamientos (Chiu et al., 2020).
Aproximación a conceptos desde perspectiva estudiantil
Es por esto por lo que las nuevas generaciones se han convertido en el grupo objetivo para enfocar los esfuerzos de sensibilización, educación y cambio, con el propósito de que sean consumidores más conscientes del impacto de sus decisiones en la sociedad y el entorno.
De ahí que, aunque los estudiantes han sido un grupo de análisis para investigaciones en múltiples temas, cuando se habla de sostenibilidad el foco en este grupo como unidad de análisis cobra mayor importancia. De hecho, desde la Educación para el Consumo Sostenible, se señala la educación superior como un actor fundamental para proveer a los individuos con las habilidades y competencias necesarias para convertirse en consumidores más sostenibles (Barth et al., 2014; Khalili et al., 2008).
(Puede leer: El énfasis de sostenibilidad en el Pregrado)
Partiendo de esta perspectiva, las profesoras investigadoras del CESA Claudia Arias y Adela Vélez, en conjunto con el profesor Manuel Méndez*, realizaron un estudio para identificar la aproximación al concepto de consumo sostenible desde la experiencia propia de los estudiantes. Para esto, tomaron como base una actividad pedagógica basada en el desarrollo de una comunidad virtual de aprendizaje y usaron mapas mentales para evaluar el entendimiento del concepto.
Aprendizaje fuera del aula para apropiación del concepto de consumo sostenible
Siguiendo las guías de Naciones Unidas para la Educación para el Desarrollo Sostenible, el aprendizaje activo se enfoca en la acción y considera al estudiante un agente autónomo, capaz de desarrollar conocimiento, actitudes y valores desde su propia experiencia y reflexión.
Así, la investigación realizada se basó en una estrategia pedagógica que promovió el aprendizaje activo, al motivar a los estudiantes a adoptar comportamientos pro-ambientales y sociales, durante algunas semanas, y a explorar iniciativas que, desde las organizaciones, se estuvieran desarrollando para promover este tipo de comportamientos.
(Le recomendamos: Creencias de efectividad personal: motor para una cultura del reciclaje)
Esta actividad incluyó varias etapas alrededor de la conceptualización del consumo sostenible: primero, los estudiantes plasmaron su aproximación inicial al concepto de consumo sostenible a través de un mapa mental; luego, iniciaron un plan para adoptar durante las siguientes seis semanas algunos comportamientos sostenibles, a partir de la medición de su huella ecológica.
Durante estas semanas, los estudiantes reportaban su experiencia, así como lo que las organizaciones estaban haciendo para promover el o los comportamientos de interés en un blog personal. Esta fase, además, incluyó el aprendizaje colaborativo, a través de la interacción y la creación de comunidad, con comentarios de sus compañeros en cada uno de los blogs. Al finalizar la actividad, los estudiantes volvieron a plasmar, en un mapa mental, su entendimiento y aproximación al concepto de consumo sostenible.
(Le puede interesar: Pensamiento y acción emprendedora con Babson)
Análisis de significados
A través de un análisis desde la riqueza semántica y sistémica (complejidad de las relaciones), plasmada en los mapas mentales de ambos momentos (antes y después de la actividad pedagógica), los investigadores pudieron medir el progreso en la estructura de significados, asociados al concepto de consumo sostenible. Adicionalmente, a partir de la literatura previa sobre el tema, los profesores propusieron un modelo que identificaba cuatro perspectivas principales desde las que ha sido analizado el consumo sostenible: los actores involucrados, las decisiones de consumo, las dimensiones de la sostenibilidad y la magnitud del cambio en los patrones de consumo.
Desde este modelo, la visión de los estudiantes sobre el consumo sostenible se puede ubicar en un espectro, que va desde una visión limitada del concepto en la que solo se considera un actor (el individuo), una decisión de consumo (la compra) y una dimensión de la sostenibilidad (la ambiental) sin cambios en los patrones de consumo; hasta una visión ideal, mucho más amplia, en la que el concepto de consumo sostenible involucra múltiples actores, decisiones de consumo, dimensiones de la sostenibilidad y cambios transformacionales.
Aproximar a los estudiantes a la realidad, motivándolos a asumir el rol como consumidores sostenibles, al tiempo que investigaban el rol de las organizaciones en la promoción de patrones de consumo sostenible, les permitió:
Ampliar su visión sobre los actores involucrados en el consumo sostenible, pasando de considerarlo un tema propio de gobiernos y empresas, a identificar y asignar la responsabilidad al individuo en el tema.
Una visión limitada que hay que atender
Aunque los estudiantes reconocieron, a través de la actividad, la importancia de otras decisiones de consumo, además de la compra, como el uso y la disposición final del producto, se evidenció una visión algo limitada, que puede ir más allá y vincular más prácticas y hábitos asociados a estilos de vida sostenibles.
De igual forma, la visión sobre las dimensiones de la sostenibilidad sigue estando limitada a los temas ambientales, pues los estudiantes asociaron aspectos sociales al concepto de forma muy tímida.
(También: 4 énfasis o temáticas que marcarán el futuro de la Administración)
Finalmente, sobre la magnitud del cambio en los patrones de consumo, por parte de los diferentes actores involucrados, los estudiantes asociaron el concepto con el mantenimiento del status quo (Hopwood et al., 2005); es decir, con pequeños cambios que, aunque mantienen los patrones actuales de consumo, buscan tener un menor impacto ambiental.
Así, el estudio realizado permite sugerir que la experiencia de aprendizaje activo produjo en los estudiantes cambios importantes en el desarrollo del concepto de consumo sostenible, además de propiciar el desarrollo de competencias como el pensamiento crítico y sistémico. Sin embargo, los hallazgos muestran que la visión sobre este concepto aún es algo limitada y que hay mucho por trabajar para lograr que los estudiantes, como parte de las nuevas generaciones, se apropien más de los conceptos asociados a la sostenibilidad. El aprendizaje activo, mediado por pares, en entornos virtuales, parece ser un camino para tal fin.
Claudia Arias Puentes
Docente investigadora CESA
*Profesor Investigador del Politécnico Grancolombiano