Futuros de la universidad: multiversa y por capas
Las nuevas tecnologías y las dinámicas que el mundo propone, donde la velocidad a la que ocurren los cambios hace que lo que está vigente hoy esté obsoleto a la vuelta de la esquina, obligan a la humanidad, y muy particularmente al sector educativo, a replantear sus objetivos, metas y compromisos. Las universidades tienen que darle un vuelco a su razón de ser y entender, con más objetividad, la importancia de aliarse con la tecnología para participar de un ecosistema de formación en el que cada uno ejerza el rol que le corresponde o al que aspira.
De cara a esta realidad, Fernando Valenzuela Migoya, experto en procesos de transformación digital y líder de proyectos enfocados en la transformación del ecosistema educativo en América Latina, fue invitado por el CESA para presidir la conferencia Futuros de la universidad, para poner en el foco de la discusión la transformación digital de las universidades colombianas.
Todo indica que las universidades tienen una necesidad urgente de cambiar los modelos educativos a unos más cercanos y coherentes con las realidades del mundo. “La educación tradicional puede no ser suficiente para preparar a los estudiantes para el mundo que enfrentarán”, afirma.
4 aspectos para su transformación
Según este experto en innovación educativa, dos fenómenos están impactando las formas como las personas se están formando. El primero, que “hay muchas más plataformas digitales con millones de estudiantes, y estar en las aulas no parece ser una necesidad. El segundo, hay una innumerable variedad de bootcamps, y muchas habilidades que se desarrollan en meses con mejor retorno de inversión que algunas carreras”.
En este sentido, afirma, para que las universidades se constituyan en un campo fértil de formación y de generación de pensamiento crítico, y a la vez se transformen digitalmente, se van a tener que poner en el medio y colaborar con ambos mundos.
Las universidades, resalta, deben enfocarse en cuatro aspectos esenciales: el espacio físico, los niveles o capas por donde ocurre el aprendizaje, los actores y variables del proceso, y una multiplicidad.
Repensar el espacio físico
El espacio físico no puede ser un salón de clase mirando la espalda de un profesor o un pizarrón. El espacio físico tiene que inspirar a crear, a descubrir, a colaborar, a reflexionar. El espacio físico como un tercer profesor.
Una universidad con capas
La universidad del futuro necesita capas. Esto es, que algunas experiencias formativas ocurran online, otras ocurran en el campus, otras en el metaverso, otras para comunidades dentro de la universidad, otras para comunidades fuera de ella.
Dimensiones
El espacio universitario debe estar pensado en tres dimensiones: personas, tiempo y actividades. “Hay personas que usan algún espacio físico durante un tiempo para alguna actividad, pero no todos son la misma persona en la misma actividad y en el mismo espacio físico. “Esta diversidad es la que tenemos que traer. No se trata de hacer grandes inversiones en la arquitectura, sino de pensar a las personas, al espacio, al tiempo y a la actividad para hacer mejores cosas”.
Multiversidad en lugar de universidad
La universidad es necesariamente un espacio de múltiples segmentos, múltiples etapas de la vida, múltiples programas y múltiples certificaciones. Ese es el futuro. Aprender para toda la vida.
Para Alejandro Noguera Cepeda, vicerrector de Transformación y Experiencia del CESA, esa multiplicidad implica una amplia flexibilidad en las maneras como cada persona se forma a lo largo de la vida. La esencia, “reconocer las necesidades y preferencias, donde no hay un único camino hacia el mismo punto de llegada, con un acompañamiento cercano en los momentos cruciales en ese trayecto de desarrollo profesional o personal”.
“El exceso de contenidos y la escasez de caminos conocidos para solucionar los desafíos emergentes impulsarán a los modelos existentes de educación hacia una transformación acelerada, a volverse más flexibles e introducir métodos innovadores de aprendizaje y enseñanza, así como a integrar nuevas formas de certificación, que respondan a la necesidad de fomentar un ecosistema más amplio de posibilidades”, señala Fernando Valenzuela.
La tecnología permite que todo en la actualidad esté conectado, razón por la cual se hace necesaria una educación más multidisciplinaria. Es el momento de conectar áreas que parecen inconexas, y dejar de enseñar materias para enseñar competencias y procesos.
“Seguimos tratando de poner en un compartimiento la inteligencia artificial, en otro compartimiento los juegos, en otro compartimiento la realidad aumentada. Acá lo relevante es que todo se va a empezar a entrelazar. Una de las habilidades que tenemos que generar en todas las universidades y en todas las disciplinas es la capacidad de diseñar futuros, en plural”, asegura Valenzuela.
Entendimiento, aprendizaje y emprendimiento
Según Valenzuela, el gran desafío en la formación se resume en la confluencia de tres componentes: el entendimiento, el aprendizaje y el emprendimiento.
La posibilidad de tener consciencia de las cosas, los hechos, y extraer de ellas su esencia y naturaleza, es lo que le da cabida al entendimiento.
Ello, habilita la necesidad de aprender para poder responder las preguntas que han surgido de esos cuestionamientos para el entendimiento. Y luego, tras el descubrimiento, viene la acción. El emprender.
Y añade que el futuro de la educación se sitúa en una encrucijada entre la tecnología, la neurociencia, el espacio y el liderazgo.
“En una era donde la autenticidad y la vulnerabilidad son claves, los líderes deben fomentar entornos donde las personas se sientan seguras para expresarse y aprender”, concluye.