La hora de una guía asociada de estándares para la sostenibilidad
La necesidad de consolidar una taxonomía detrás de los marcos de sostenibilidad empresarial que permitan definir estándares de positiva incidencia para los factores ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés), trascendió como una de las grandes conclusiones en el IV Foro de Gobierno Corporativo, el Gobierno de la Sostenibilidad, organizado este jueves por el CESA.
Dicha taxonomía, en palabras del Superintendente Financiero, Jorge Castaño Gutiérrez, participante en el foro, es lo que les permitirá a las instituciones “un lenguaje de entendimiento” para aprovechar oportunidades frente a los retos en materia de sostenibilidad.
Una de esas oportunidades está relacionada con el reporte de los llamados bonos verdes, en otras latitudes beneficioso para las empresas en materia de impuestos.
– Los lunares del credencialismo
Para el caso colombiano, explicó el Súper Castaño, en el país podría evaluarse exenciones frente a bonos verdes que se inscriban en el sistema administrativo de información de la Superintendencia. En todo caso, el punto de partida es la definición de estándares de operación.
#4ForoAnualGobiernoCorporativo | "En la medida que la estrategia esté atada con propósitos que van más allá de lo financiero, esas iniciativas comienzan a ganar visibilidad en espacios de juntas, puesto que comienzan a ser discutidas de manera regular". Sol Arango de @proteccion. pic.twitter.com/Nbgfcy9lf7
— CESA (@CESA_edu) February 18, 2021
En concepto de Javier Posas, Oficial Senior de Inversiones para la Región Andina de la IFC, entidad que inyecta anualmente en la región USD 2.500 millones y USD 20 mil millones en el mundo, no se trata solo de que las compañías reduzcan su huella, sino que haya un ecosistema articulado con incentivos.
Por esta misma vía, la de estándares robustos, hay otra tarea pendiente que las organizaciones tienen en materia de sostenibilidad. Se trata de la divulgación de sus reportes.
En efecto, lo que hallan organismos reguladores son ‘lunares’ tanto en la suficiencia como en la calidad de información, que poco funcionales resultan para la planeación.
En este sentido, esa taxonomía, entendida como una guía de estándares asociados, ayudaría a las 68 organizaciones del país que emiten acciones en el mercado de capitales a identificar bajo qué criterios se divulga la información: de calidad, susceptible de ser comparada y de relevancia.
Una junta de la sostenibilidad
Generar estas condiciones depende, en buena medida, del papel de las juntas directivas. El foro, además de discutir la visión de los inversionistas y de los departamentos de sostenibilidad, concentró apreciaciones sobre el rol de la junta frente al compromiso empresarial hacia la sostenibilidad.
Son ellas las responsables de crear una cultura que vaya más allá de la reputación y la marca. Para los panelistas, no basta con que el actuar de la empresa se quede en acciones favorables ante lo ambiental o social, sino que debe ir más allá. Esto es, de manera expresa definir qué es lo que la organización está haciendo frente a aspectos como la desigualdad, la equidad de género y diversidad, cómo incide en la reducción de la pobreza, y cómo revierte los efectos del cambio climático.
Los inversionistas dan por sentado ese compromiso con los distintos grupos de interés, pues en realidad son los mínimos de la empresa. Hoy lo que quieren es el compromiso de la junta con una estrategia manifiesta, incluso con un reconocimiento, que evidencie articulación con otros actores, tanto públicos como privados, y que permee los distintos niveles de la organización en donde se vivan y practiquen estándares éticos.