Luces para una gobernanza eficaz hacia la transición energética en Colombia y AL
El buen gobierno corporativo es crucial para impulsar la transición energética en América Latina, donde países como Colombia atraviesan un proceso complejo hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles.
En la región, los gobiernos buscan modernizar sus infraestructuras energéticas, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y diversificar sus matrices energéticas. En este contexto, el gobierno corporativo, que abarca las estructuras y procesos mediante los cuales las empresas son dirigidas y controladas, se presenta como una herramienta fundamental para garantizar que las prácticas empresariales se alineen con los objetivos de sostenibilidad y gestionen los riesgos de manera eficiente.
La transición energética en Colombia
Aunque América Latina ha avanzado en la transición hacia energías renovables, el dominio de los combustibles fósiles persiste. En 2020, el 63% de la electricidad de la región provino de fuentes renovables, con un notable aumento de la energía eólica y solar. No obstante, países como Brasil, Argentina y México siguen dependiendo -en gran medida- de los combustibles fósiles. Colombia, a pesar de ser uno de los principales productores de petróleo y carbón, tiene un gran potencial en recursos renovables como la energía hidroeléctrica, solar y eólica.
La diversificación de la matriz energética de Colombia plantea retos para el gobierno corporativo (GC). El país debe adaptarse a nuevas tecnologías y enfrentar el impacto ambiental y los riesgos legales asociados con los combustibles fósiles.
Como uno de los mayores exportadores de carbón del mundo, Colombia enfrenta la necesidad de reducir su dependencia de este recurso ante la caída de su demanda global. Una gobernanza eficaz es clave para evitar daños ambientales, disputas legales y otros riesgos que puedan obstaculizar la transición a fuentes de energía más limpias.
En respuesta, Colombia ha implementado reformas significativas en su sector energético. Para 2023, más de 3.500 MW de contratos de energías renovables habían sido adjudicados, lo que muestra el compromiso del país con una transición energética verde. Sin embargo, para que estos esfuerzos sean exitosos, las empresas deben adoptar prácticas de gobernanza transparentes que aseguren la eficiencia, la rendición de cuentas y la alineación con los objetivos nacionales de sostenibilidad.
Transparencia, rendición de cuentas y participación de los grupos de interés
La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para una buena gobernanza, especialmente en una región con altos riesgos de corrupción. Implementar mecanismos de supervisión independientes, adherirse a estrictos estándares de presentación de informes y aplicar políticas anticorrupción son pasos clave para mejorar la reputación corporativa y atraer a inversores internacionales interesados en factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG).
Además, un gobierno corporativo sólido implica participación de las empresas con las comunidades locales y otros grupos de interés. En Colombia, los proyectos energéticos pueden enfrentar oposición, especialmente en regiones rurales e indígenas, debido a preocupaciones sobre el impacto ambiental y los desplazamientos.
Las empresas que integran la responsabilidad social, respetan los derechos humanos y mantienen una comunicación transparente tienen mayores probabilidades de obtener la “licencia social” para operar. Las consultas con las partes interesadas y una gestión responsable de los recursos son fundamentales para mitigar estos riesgos y garantizar el éxito de las iniciativas de energía renovable.
En suma, el GC desempeña un papel crucial en la transición energética de Colombia. A medida que el país avanza hacia sus objetivos de diversificación energética y sostenibilidad, una gobernanza efectiva ayudará a gestionar riesgos, fomentar la transparencia y generar confianza con los inversores y las comunidades locales. Con marcos de gobernanza sólidos, Colombia podrá atraer inversiones, garantizar el apoyo público y asegurar una transición energética exitosa y equitativa, equilibrando el crecimiento económico con la sostenibilidad ambiental. Este enfoque será esencial para el futuro del país en su transición hacia una economía baja en carbono.
Guillermo Arévalo Lizarazo
Profesor investigador CESA
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