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Racionamientos, lluvias extremas y los desafíos de la gestión del agua

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24 Abr 2024

Desde hace algunos días los bogotanos experimentan unos racionamientos de agua, asociados al bajo nivel de los embalses que han puesto en jaque el garantizar la distribución de agua en la ciudad.

Pero al mismo tiempo, llueve de manera inclemente en la capital, hecho que también preocupa por los riesgos de deslizamientos y accidentes que puedan ocurrir. De hecho, en las últimas horas, por las fuertes lluvias, se reportó la caída de un árbol en el norte de Bogotá, evento que no dejó heridos pero sí 6 carros destruidos. Una paradoja que quizás explica que lo más importante es que deba llover más en unos lugares que en otros, pero que a la vez nos recuerda algo mucho más trascendental: la gestión del agua es clave.

Un tema que fue tratado ayer martes durante un conversatorio organizado por el CESA, ‘Planificación de recursos hídricos en un contexto de eventos climáticos extremos’, en el que se compartieron visiones y aspectos clave sobre los desafíos en torno a este tema.

El tiempo seco prolongado a principios de año, desde el cual se derivó el actual racionamiento, y que incluso estuvo acompañado de varios incendios en los cerros de la capital, lo que dejan claro es que los eventos extremos por el Cambio Climático están a la orden del día. Y lo estarán. Lo que hoy experimenta la ciudad es un hecho, como algunos otros en los que se puedan declarar emergencias, que se repetirá en un futuro. Por tanto, de lo que se trata es de configurar esquemas que tengan por lo menos dos componentes: prevención (para la anticipación) y resiliencia (para la adaptación).

Así lo concluyeron los panelistas Edoardo Borgomeo, profesor de Ingeniería del Agua de la Universidad de Oxford, y Julián López Murcia, experto en Derecho Humano al agua potable y socio de Nalanda Analytica, consultora en regulación en políticas públicas.

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Las crisis deben seguir siendo oportunidades de negocio

Las reflexiones y análisis de los expertos dejaron, esencialmente, cinco grandes conclusiones.

La cuestión del agua es un asunto para manejar con visión; es decir, a largo plazo, lo que supone una visión estratégica. Emergencias extremas, como la actual, son crisis que, como todas, se deben ver como una gran oportunidad de negocio que no se puede dejar pasar.

Una tercera es que el riesgo cero no existe en el contexto de la adaptación al Cambio Climático. Por tanto, es premisa fundamental saber adaptarse y entender que detrás de ello hay “un juego” de gestión de recursos que deben ser suficientes para la sociedad y que, al mismo tiempo, no son ilimitados.

Ante problemas de negocio es imprescindible su contraparte: el ‘business intelligence’ para la gestión. Con los avances tecnológicos, los datos y la automatización, es más viable que nunca en la historia el modelado de sistemas complejos. Y la hidrología, la gestión del agua, es uno de tantos.

Y finalmente, es mucho lo que tiene que aportar la psicología conductual para cambiar mentalidades, que pueden incidir favorablemente en la sostenibilidad.

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Aceleración de políticas públicas

Es evidente que en contextos como el actual lo importante es gestionar la contingencia. Pero los eventos extremos suelen ser aceleradores de cambios de política, lo que se conoce en el mundo anglosajón como ‘Policy Windows’, e incubadoras de modelos de negocios. Lo ocurrido en Australia y California en un pasado reciente, sólo por nombrar algunos casos, son ejemplo de ello.

El país de los canguros tuvo una sequía severa en 2000. Luego de ella, 7 años después, los australianos habían normalizado un plan de redistribución del agua que beneficiaba estratégicamente el sector agro. Y el estado de California, que experimentaba una condición similar, redefinió de manera inteligente la utilización de sus acuíferos hace menos de 10 años.

Por otro lado, Singapur le ha apostado a una economía circular del agua de alto nivel: todo lo que llueve se capta y se trata. Las aguas residuales no son un desecho sino un recurso, por lo que este país del sudeste asiático ha introducido estas aguas al sistema de abastecimiento de la industria como fuente fija y estable para sus procesos. Así, resulta más revelador -o por lo menos esclarecedor- por qué es trascendental la Ptar Canoas para una capital como Bogotá, con más habitantes que todo Singapur.

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Conductas y creatividad para soluciones sostenibles

Otro capítulo clave está asociado a la psicología conductual. En algunos países, como India o Islandia, han pintado los pasos peatonales -las llamadas ‘cebras’- de una manera en la que se crea una ilusión óptica, consistente en aparentar volumen (obstáculo) para concientizar sobre los límites de velocidad. Y en Mumbai (India) -también- se instalaron sensores de audio en semáforos que anulan el paso al color verde si hay un exceso de decibeles. En otras palabras, resulta infructuoso “pegarse” a las bocinas si el semáforo está en rojo.

Así, para Julián López hay que buscar formas creativas desde lo conductual que aporten a objetivos sostenibles como es la buena gestión de los recursos escasos como el agua.

En Colombia se ha apostado por gravar el consumo excesivo del agua. En concepto de los expertos, es una medida que ha funcionado, pero que no es suficiente. Es necesario hacer ajustes en regulación, que se deben combinar con buenas prácticas de gobernanza y marketing efectivo.

Quienes hoy se forman en escuelas de negocios deben considerar que la regulación será esencial, y no menos lo será el comportamiento de los usuarios y consumidores.

El mercado mismo dará la medida sobre la gestión necesaria, que en todo caso estará atada a la gran posibilidad de convivir con la escasez de un recurso preciado como el agua.