El pasado 6 de julio, hace un año, moría Marianna Boza. Abogada, maestra en Derecho de Negocios y en Práctica Legal, se hizo especialista en el sector energético y durante los últimos tres lustros se dedicó a trabajar por el mejoramiento de la calidad de vida de las mujeres y sus derechos en las empresas mineras en Colombia.
Justamente, la sostenibilidad social y la equidad de género constituyeron dos de sus principales pasiones y compromisos durante los últimos años, y probablemente los más representativos para quienes están de alguna manera vinculados con este sector.
Un liderazgo con impacto en la minería colombiana
Marianna fue cofundadora y presidente de Women In Mining Colombia (WIM), así como de Mujeres Oil, Gas & Energy e integrante de la comunidad de Liderazgo de Mujeres en Juntas Directivas, iniciativa del CEGC que busca promover el liderazgo femenino en los órganos de gobierno corporativo, desde donde inspiró a hombres y a mujeres a buscar procesos laborales más inclusivos y equitativos. Su trabajo ha tenido un impacto determinante en la industria minera, particularmente durante los últimos años.
Las mujeres se han enfrentado, tradicionalmente, a barreras significativas en las actividades mineras en todo el mundo, y también en Colombia.
Hasta hace no mucho tiempo se creía, por ejemplo, que la presencia femenina en las minas era poco productiva, que podía traer “mala suerte” o constituirse como un elemento de distracción indeseado, creencias que, independientemente de su origen, han perpetuado su exclusión en este ámbito laboral. Sus oportunidades, tradicionalmente limitadas, apenas ahora comienzan a abrirse y a hacerse más diversas.
Hasta años atrás, su presencia era apenas aceptada en roles administrativos o en tareas periféricas, como las de servicio, por ejemplo, pero lejos de las operaciones técnicas -el trabajo dentro de las minas o con maquinaria pesada- y, sobre todo, de las posiciones de liderazgo. Incluso en la minería artesanal, donde muchas mujeres participan de actividades como el lavado de oro en los ríos, sus aportes, a pesar de resultar fundamentales, redundan en pagos precarios, con jornadas largas, riesgosas y mal remuneradas, sin reconocimiento formal ni protección social.
Fue en este contexto donde comenzó a gestarse un movimiento transformador. Internacionalmente, la red Women in Mining (WIM) nació en 2006, en el Reino Unido, como una iniciativa para visibilizar y empoderar a las mujeres en la industria. Y lo que empezó como un espacio de mentoría y apoyo mutuo creció rápidamente, al punto que hoy llega a más de 60 países y ha sabido adaptarse a los desafíos de cada región.
En Colombia, WIM Colombia fue fundada en 2020 gracias al tesón de Boza y de quienes trabajaban con ella, y se ha consolidado, al presente, como una red clave para promover la inclusión de las mujeres en el sector minero y desafiar los estereotipos que las habían relegado durante tanto tiempo.

Un modelo de liderazgo femenino transformador
Marianna, con su capacidad de inspirar y construir, lideró proyectos que demostraron que la minería podía ser más inclusiva al tiempo que exitosa. Abogó por la creación de programas de capacitación, políticas laborales más equitativas y una transformación cultural dentro de las empresas. Trabajó con gigantes de la industria como Drummond, Cerromatoso, Mineros SA y Aris Mining para integrar la perspectiva de género en sus operaciones.
Sin embargo, su legado va más allá de políticas y programas específicos dentro de las diferentes empresas del sector; lo más relevante de su legado ha sido, sin duda, el cambio de mentalidad que propició con su esfuerzo y con su ejemplo, y en todas las puertas que abrió para otras mujeres pudieran abrirse su propio camino. Gracias a ella, se comenzó a hablar de un modelo de liderazgo femenino, comprometido y transformador en el sector minero colombiano, que se manifiesta, más que en iniciativas bienintencionadas dentro de las diferentes organizaciones, como parte fundamental de proyectos sólidos y consistentes de sostenibilidad social empresarial.