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¿Cómo se está integrando la sostenibilidad corporativa con las finanzas?

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27 Oct 2023

En otra época podía verse la sostenibilidad como una cuestión complementaria a las finanzas, o se abordaba la dimensión económica o la dimensión ambiental o la social. Actualmente las tendencias apuntan hacia una convergencia entre las diferentes mediciones de los impactos en los tres ámbitos.

Nuevas formas de organización empresarial como las empresas sociales, las sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (BIC) y las empresas B apuntan a que no es irreconciliable poner atención en paralelo a los impactos sociales, ambientales y económicos, y que se pueden gestionar empresas con el ánimo de que busquen tener un mejor desempeño en los tres frentes de forma simultánea.

Hoy se presencia una gran cantidad de personas, organizaciones y grupos empresariales que están orientando sus esfuerzos hacia esa consecución de impactos ambientales, sociales y económicos, lo que se conoce como triple impacto.

Cada vez es más evidente que las entidades financieras y los inversionistas abordan un nuevo enfoque o tienen una expectativa modificada en relación con el desempeño empresarial. Una nueva preocupación sobre la forma en que sus clientes, o las entidades en las que invierten, pueden estar expuestas a diversos tipos de riesgos asociados a la sostenibilidad, riesgos derivados de los impactos sociales o ambientales que puedan afectar o puedan materializarse en unos menores ingresos, en mayores costos y en gastos que comprometan la capacidad de pago de las empresas. Riesgos derivados de la sostenibilidad que puedan transferirse a la banca y se conviertan en riesgos crediticios.

La influencia de las fuerza en el contexto empresarial

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Si a eso se le suma una tercera fuerza, la ejercida por los gobiernos, los cambios en la normatividad que llegan a ciertas exigencias en términos de las mediciones o en la forma en la que se divulgan los impactos en la empresa, se materializa la convergencia de tres fuerzas que están haciendo cada vez más relevante la sostenibilidad en el contexto empresarial y que inciden en las finanzas corporativas: la fuerza interior de las empresas, los socios, los grupos empresariales, que los lleva a pensar más allá del impacto económico, en los impactos al medioambiente y a la comunidad, la fuerza de los agentes financiadores, del sector financiero en general, inversionistas, banca, otras entidades financieras que otorgan préstamos y aseguradoras. Y por otra parte la fuerza gubernamental, que con la regulación también orienta el desarrollo empresarial por la vía normativa.

Si a eso se suma el hecho que actualmente las empresas que se empiezan a preocupar por temas ambientales y sociales ya no lo hacen solamente con un enfoque hacia adentro, pensando en cómo pueden mejorar sus impactos ambientales y sociales, sino que empiezan a mirar a lo largo de su cadena de valor y a identificar cómo alinear sus intenciones de impactos positivos o de triple impacto con las dinámicas, la forma en la que están desarrollando sus negocios, sus proveedores o los empleados, se empiezan a irradiar ciertas acciones positivas hacia otro tipo de organizaciones.

Por otra parte, desde el punto de vista de los empleados, también empiezan a consolidarse algunas tendencias relacionadas con querer trabajar para organizaciones que estén buscando desarrollar ciertos valores, por lo que capturar y mantener los mejores talentos puede depender de cómo la organización gestiona la sostenibilidad. Eso de alguna manera deja claro el por qué hay que preocuparse por la sostenibilidad, bien sea por una motivación interna o por una presión exterior.

La siguiente pregunta sería entonces cómo ocuparse de la sostenibilidad y del desarrollo sostenible?. ¿Cómo las empresas están aportando a este objetivo?. Y para eso existen grandes ayudas. Una gran cantidad de marcos de referencia y de estándares que pueden ayudar en el proceso.

La rueda ya esta inventada y se dispone de una serie de guías y de caminos que facilitan el poder operacionalizar, el poder aterrizar conceptos y mediciones, y ser más concretos. Dejar que la cuestión evolucione de unas intenciones, de una narrativa general, a unas evaluaciones y mediciones específicas que permitan identificar en dónde hay mayores desarrollos y en qué hay que trabajar más por estar “cortos” en el avance.

En resumen, hoy se está presenciando una “redefinición del sentido del éxito en la economía”, tal como lo defiende el Sistema B o B Lab, organizaciones que certifican a las empresas que “utilizan el poder del mercado para solucionar problemas sociales y ambientales”, mientras obtienen ganancias económicas, como lo hacen Crepes & Waffles, Alquería, Juan Valdez, Banco Finandina, entre otras empresas en Colombia.

Ricardo Calderón Magaña

Consultor financiero y docente CESA