El pasaje bíblico de José sobre la escasez y la red de seguridad social
La emergencia mundial provocada por la pandemia de covid 19, de acceso generalizado a los sistemas de salud, caída de la producción, aumento del desempleo, escasez de alimentos y falta de condiciones mínimas de vida para amplios sectores de la población, los efectos colaterales de la guerra en Ucrania, nos plantean la pregunta de si estamos preparados para este tipo de contingencias y de cómo puede ser la situación hacia el futuro dado que no se puede descartar la repetición de este tipo de eventos o de desastres ambientales provocados por el cambio climático o la degradación medioambiental.
En este sentido, cabe señalar, como se ha mencionado en algunos trabajos sobre crisis financieras, que períodos de escasez son una situación que enfrenta la humanidad desde tiempos bíblicos, aunque con diferentes características y ahora de manera más crítica. La pregunta de cómo hacer para garantizar una seguridad mínima, nos recuerda la imagen de José en la película inspirada en el libro del Génesis, hecho que tiene vigencia hoy y la tendrá en los años venideros.
La gestión de riesgos financieros y no financieros
Inspirada en el pasaje de las vacas gordas y las vacas flacas, en la película, el Faraón le relata a José los sueños que tuvo cuando estaba junto al río. Subían siete vacas gordas que pacían en el prado y tras de ellas subían otras siete vacas enjutas. Éstas devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Luego, soñó que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña, y que después, de ella salían otras siete espigas menudas abatidas del viento que devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. José interpretó el sueño del Faraón de que, tras siete años de abundancia, vendrían siete años de hambre y debía disponerse de provisión de los años buenos para atender los años de hambre que habrían de enfrentarse.
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Este es un primer mensaje: no solo hay períodos de abundancia, sino que también hay períodos de escasez; y en algunos casos, peor aún, de crisis. Necesitamos entonces – personas, familias, empresas, países – prepararnos para el futuro. Ahorrar para los tiempos difíciles.
Otra interpretación del pasaje al tiempo actual se puede hacer a la luz del endeudamiento. Sí, tenemos siete vacas gordas y siete espigas hermosas, pero, ¿cuántos animales y cuánto grano debemos? ¿Estamos en capacidad de cumplir con esas obligaciones? ¿Nos alcanzan nuestros recursos para pagar esas deudas? Esta es otra previsión: la necesidad de controlar el sobreendeudamiento.
Ahora, en una perspectiva más amplia, de las vacas flacas y las espigas llenas y hermosas, al menos una parte debería poderse usar cuando se necesite; es decir, debería haber cierta liquidez, no sea que, a pesar de tenerse, no se pueda utilizar. Un tercer mensaje importante.
Además, debe considerarse la capacidad de prever los períodos de sequía, de aparición de plagas. En otras palabras, de gestionar los riesgos financieros y no financieros, la gestión tecnológica y la constitución de provisiones por pérdidas esperadas. Y por supuesto, no se puede pasar por alto quién será el gobernador y cómo gobernará esas tierras; es decir, los asuntos de gobierno corporativo.
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En buenos tiempos se incuban silenciosamente las crisis
Estas tareas de previsión no son exclusivas para el sector bancario, sino que aplican en general -aunque sujetas a las características propias- a las empresas, personas y, por supuesto, al gobierno.
En los tiempos de bonanza no parece haber problemas, y hay abundancia y fiesta. Pero es ahí cuando normalmente se incuban problemas que luego van a estallar en las crisis. Por tanto, tener previsión para atender los tiempos difíciles, contar con algunas reservas de capital, de liquidez y control del endeudamiento son imperativos.
Gran parte de la receta está escrita y probada, pero ahora aparecen problemas medioambientales, tecnológicos y de salud, potencialmente más disruptivos y sobre los que no se cuenta con suficiente experiencia.
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Por ejemplo, para el sistema financiero se tienen las normas de regulación y supervisión financiera y de manera más amplia la red de seguridad financiera. Pero para cierto tipo de contingencias que enfrentamos, en las que hay que atender temas de trabajo, salud, tecnología, educación y alimentación, no es suficiente con la red de seguridad financiera, sino que se requiere de una red de seguridad social.
Para la prevención, contención y mitigación del problema por parte del Estado es necesario la coordinación del Gobierno, Congreso, rama judicial y otros órganos de la sociedad.
Estamos devastando la Amazonía y los bosques, contaminando los océanos, los ríos y el aire, acabando con el agua dulce. En medio de dicho panorama, ¿qué espigas vamos a guardar? A este ritmo simplemente no quedarán lugares donde las vacas puedan pastar ni donde las espigas puedan florecer.
Eduardo Jara Buitrago
Docente CESA