Administración de empresas: una disciplina versátil que abre un mundo de posibilidades

Dada su naturaleza, la carrera de Administración de Empresas es una de las disciplinas que más incide en el desarrollo.

El amplio mundo de la Administración de Empresas

Expertos en la materia convergen en que lo que brinda riqueza y competitividad a los países es la consolidación de su tejido empresarial. Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo, no es tan rica por sus recursos, como sí lo es por la dinámica de su tejido empresarial, y que tiene al ecosistema de Silicon Valley como uno de sus mayores exponentes.

Y es que antes de verse como una ciencia social o como una profesión equipada con un surtido de herramientas o habilidades para la gestión, la Administración de Empresas representa un estilo de vida y está ligada con el desarrollo personal y profesional de las personas.

En la mayoría de los casos es en las organizaciones donde las personas deciden hacer su vida, siempre con una ilusión de crecimiento que en algún momento, temprano o tarde, lleva a cargos de gestión, de dirección de personas, de toma de decisiones para la organización. Por tanto, lo mejor es prepararse en la disciplina de la administración de empresas.

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Los seres humanos administran constantemente. “No es una bata que nos ponemos al inicio de la jornada y al finalizar nos despojamos de ella para volver a nuestra otra vida… Por el contrario, qué mejor que estudiar una disciplina que rige todos los actos de nuestra vida.

Todo requiere ser administrado: un hogar, una familia, el Estado, una empresa, una ONG, hasta un paseo con los amigos o la familia”, conceptúa Ricardo González Guerrero, profesor de administración en el CESA.

Una profesión versátil

Existen muchos campos de acción para la administración de empresas. Un primer camino se dirige al emprendimiento.

Los administradores están en la capacidad de tener iniciativas para crear empresa y -sobre todo- de generar empleo. Sin lugar a dudas una de las mayores responsabilidades para el crecimiento de una sociedad.

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Asimismo, un administrador de empresas está preparado para generar valor a las organizaciones en las que trabaje como empleado o directivo de la misma. Tendrá acceso a muchas de las áreas funcionales de la empresa. Podrá estar en las áreas administrativa, financiera, de mercadeo, de operaciones, de recursos humanos, logística, entre otras, haciendo carrera. Por tanto, su ascenso le permite dirigir el área y pasar a la parte propiamente del desarrollo estratégico del negocio.

Otro campo de acción es la gestión de lo público. El Estado requiere capacidad gerencial en sus instituciones y en las empresas públicas que participan del mercado.

Una cuarta dimensión para los administradores es la consultoría y asesoría empresarial. La posibilidad de subcontratar -a través de terceros- servicios profesionales abre las puertas para que el experto en la materia desarrolle una capacidad administrativa por el bien y el desarrollo de las empresas. Este espacio es muy importante por las pymes (pequeñas y medianas empresas) para que logren un crecimiento sostenible.

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Un espacio no muy reconocido, pero con mucho valor, está en la academia.

A través de la investigación y la docencia hay un camino más para que los profesionales de la administración puedan desarrollar su disciplina. La velocidad del cambio en los temas gerenciales es muy alta y la necesidad de investigar acerca de la innovación, el liderazgo y el emprendimiento es cada vez mayor. “Desde la academia necesitamos generar contribuciones al desarrollo del país y de las nuevas generaciones que vendrán a nuestras aulas de clases presenciales o virtuales”, concluye el profesor González.

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