6 claves para mejorar las prácticas empresariales sostenibles en lo social
Desde el lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015, el concepto de sostenibilidad ha adquirido una relevancia creciente en la agenda empresarial global. Las empresas, más allá de su compromiso con el medio ambiente y la rentabilidad, están reconociendo la importancia de asumir un papel activo en el bienestar social de las comunidades donde operan. En América Latina, este cambio es aún más crucial, dada la persistencia de desafíos sociales como la desigualdad y la falta de oportunidades. En este contexto, las empresas tienen la gran oportunidad de fortalecer su competitividad y reputación a través de prácticas sostenibles que incluyan no solo el cuidado del medio ambiente, sino también el bienestar de las personas.
La importancia de la transparencia social
Para que las empresas sean verdaderamente sostenibles, deben integrar prácticas sociales responsables dentro de su modelo de negocio. La falta de una revelación clara y transparente sobre el impacto social dificulta que los stakeholders comprendan la contribución real de las empresas al bienestar social.
Si bien muchas organizaciones han avanzado en el cumplimiento de normas ambientales y de gobernanza, el componente social sigue siendo el aspecto más vulnerable en términos de rendición de cuentas. Por tanto, las empresas deben hacer un esfuerzo consciente por fortalecer sus políticas sociales, no solo por un tema de responsabilidad ética, sino también por la creciente demanda de los consumidores e inversores conscientes. Una mayor transparencia social, además de aumentar la confianza en la empresa, mejora su competitividad, fideliza a los empleados y establece relaciones más sólidas con las comunidades.
KPI de impacto y no de gestión, entre las claves
Desde el CESA generamos algunas recomendaciones para que las empresas mejoren sus prácticas sociales y refuercen su sostenibilidad:
1. Definir y medir el impacto social
Las empresas deben establecer políticas claras y medibles en áreas como la salud laboral, la equidad de género, el trabajo decente y el desarrollo comunitario. Implementar indicadores de desempeño social (KPIs) permitirá monitorear el progreso y proporcionar evidencia tangible de sus esfuerzos.
2. Fomentar la diversidad, equidad e inclusión (DEI)
Promover un entorno laboral diverso e inclusivo no solo es una obligación ética, sino una estrategia empresarial inteligente. Las empresas deben crear políticas para asegurar igualdad de oportunidades, erradicar cualquier tipo de discriminación y aprovechar el talento diverso para mejorar su innovación y competitividad
3. Invertir en capacitación y desarrollo profesional
La inversión en el desarrollo de los empleados es esencial para una empresa sostenible. Programas de capacitación continua en áreas como gestión de sostenibilidad y liderazgo responsable no solo aumentan la motivación de los trabajadores, sino que también mejoran el desempeño general de la organización
4. Evaluar la cadena de suministro desde una perspectiva social
Las empresas deben asegurar que sus proveedores también cumplan con estándares éticos y sociales. Exigir condiciones laborales justas y promover el respeto por los derechos humanos en toda la cadena de suministro fortalece la sostenibilidad social global de la empresa.
5. Involucrarse en el desarrollo de las comunidades locales
El compromiso con las comunidades locales es fundamental. Las empresas deben contribuir al desarrollo económico y social de las áreas donde operan, apoyando proyectos que generen empleo, mejoren las condiciones de vida y promuevan el bienestar comú
6. Comunicar de forma transparente los resultados sociales
La transparencia es clave para demostrar el compromiso social de una empresa. Publicar informes claros y accesibles sobre los resultados sociales, de manera que los stakeholders puedan evaluar el impacto real de las políticas implementadas, fomenta la confianza y la credibilidad.
Liderar el cambio
Las empresas en América Latina tienen una oportunidad única de liderar el cambio hacia un modelo de sostenibilidad social más sólido. Adoptar prácticas sociales responsables mejora la relación con empleados, clientes y comunidades, y contribuye al desarrollo de un entorno más equitativo y justo.
La responsabilidad social empresarial no es solo un imperativo ético. También, una estrategia clave para la creación de valor a largo plazo.
En el CESA estamos convencidos de que la implementación efectiva de estas prácticas mejorará la capacidad empresarial para enfrentar los retos sociales, estableciendo así un legado positivo y duradero en sus comunidades y en el mercado global.
Guillermo Arévalo
Profesor investigador CESA
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