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Las dinámicas de las aceleradoras

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23 Oct 2021

Hablar de emprendimiento es hablar necesariamente de un ecosistema. Y cuando se habla de un ecosistema de emprendimiento es imprescindible mencionar a las aceleradoras, uno de los grandes actores que allí existen.

En términos sencillos, las aceleradoras son organizaciones especializadas que ayudan al emprendimiento o a algunas empresas a la escalabilidad del modelo de negocio que hay detrás de estos.

Una cuestión de tiempo

Muy a menudo, aparecen en los radares del mercado interesantes y muy buenos productos y servicios que, no obstante, no hallan la fórmula para poder ser comercializados en el mercado o convertirse en un imán para atraer a los clientes.

Esto ocurre, en buena medida, porque estos emprendimientos no están preparados tanto para esa escalabilidad, como sí para un proceso riguroso de incubación.

En efecto, si bien puede tratarse de un producto interesante y prometedor, no hay un modelo de negocio que abrigue ese bien o servicio que permita advertir posibilidades de escalamiento.

(Puede leer: Los 5 pasos ineludibles en el emprendimiento).

Una empresa puede tener muchos puntos esenciales resueltos, y no por ello debería obviar un proceso de aceleración. Las aceleradoras ayudan a ganar tiempo que, como se sabe, es oro.

Alejandro Gómez Cano, docente de la Maestría en Emprendimiento e Innovación del CESA, MEI, precisa que hay empresas con productos altamente innovadores cuyos equipos dan muestras de saber vender, saber tener clientes, de saber, inclusive, cómo hacer crecer la empresa con pocos recursos.

Sin embargo y muy a pesar de esas buenas prácticas, la escalabilidad deseada que a su ritmo les puede tomar, por ejemplo, 2 años; bajo el amparo de una aceleradora pueden lograrla en tres o cuatro meses.

En palabras de Juan Sebastián Castrillón, cofundador de Head of Growth, firma que apalanca emprendimientos para grandes organizaciones dando paso a nuevos modelos de negocio, el ‘quid’ con las aceleradoras es que una empresa que tiene el producto X “logre en menor tiempo al presupuestado comercializar 3 y hasta 4X”, explicó, en desarrollo de uno de los foros de la Semana del Emprendimiento y la Innovación del CESA.

Aceleradoras de startups: cada una tiene «su poder”

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Supermán, Mujer Maravilla, Batman, Acuamán y un largo etcétera hacen parte del mismo mundo, pero cada uno es especialista en un terreno particular con herramientas específicas (poderes) para dicho contexto.

Como con los superhéroes, igual pasa con las aceleradoras. Cada una de ellas tiene su especialidad.

Algunas son expertas para gestionar inversión. Otras, por su trayectoria curricular, lo son para el acompañamiento con mentorías, metodologías y herramientas para el emprendimiento, algunas otras lo son para conectar a las empresas con actores estratégicos del ecosistema de acuerdo a su necesidad, entre otros aspectos.

Del mismo modo, hay aceleradoras corporativas y otras de startups.

Estas últimas, las aceleradoras de startups, no suelen ser temáticas. Normalmente ponen sus reflectores sobre algunos perfiles de emprendedores, o sobre unos ejes tecnológicos que pueden revestir mayor interés.

(También: Formación en emprendimiento aumenta las probabilidades de éxito)

Las aceleradoras corporativas, por el contrario, tienen definidas las temáticas sobre las que quieren imprimir ese dinamismo y agilidad para acortar tiempos de algunas empresas.

Es así como, en el caso de las aceleradoras corporativas, “cada una de ellas está asociada a una verticalidad”.

Por vía de ejemplo, la aceleradora de Sodimac y Corona se mueve en el sector del retail y de la construcción. La verticalidad de Wayra son las telecomunicaciones; la de Disney, las industrias creativas; la de EPM son las smart cities y energías renovables; la de Delta X es la logística, y muchas más, ilustró Castrillón.

Emprendimientos y aceleradoras corporativas: beneficios mutuos

La articulación emprendedores-aceleradoras corporativas representa beneficios para ambos actores.

Por un lado, los emprendedores logran un crecimiento acelerado, mientras que las corporaciones logran hacer cierre de brechas, algunas asociadas a la operación o la renovación de su portafolio.

En concepto de Juan Sebastián Castrillón, la gran empresa vincula al emprendedor para sus necesidades, lo que se traduce en beneficios como pueden ser la eficiencia en procesos, la actualización de su tecnología o la visualización de negocios que puedan trabajar a futuro.

Una forma coloquial de decirlo, es que las aceleradoras corporativas “pagan por ver” cómo ingresar paulatinamente en nuevos negocios, dado que tienen las capacidades y el músculo financiero para hacerlo.

El cierre de brechas que le aportan los emprendimientos a las corporaciones, no obstante, no siempre funciona muy bien para que estas organizaciones se transformen de fondo.

Y es que las grandes empresas requieren -a la par- audaces transformaciones culturales, algo que es una de las cosas más complejas de cambiar en ellas, sobre todo cuando gozan de gran tradición.

Ello ocurre, fundamentalmente, “porque no se están desarrollando capacidades internas, sino que están adquiriendo o comprando capacidades externas. Estas últimas pueden eventualmente ir permeando la organización, pero los cambios sustanciales toman tiempo”, concluyó el cofundador de Head of Growth.